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El reino de los sátrapas (Mensajes)

Gilberto “el mensajero” Armenta

 

Guadalupe Curiel fue el presidente del comité directivo estatal del Partido de la Revolución Democrática en Sonora en el 2015.

 

Pensó que lo mejor que podía hacer por ese partido era llevarlo en alianza con el Partido Acción Nacional, y decidió postrarse a los pies de Javier Gándara Magaña, candidato albiazul en las elecciones de ese año.

 

Las tribus perredistas que negocian el poder no se lo permitieron y les dijeron que no.

 

Pero él insistió, despotricó en contra de sus autoridades partidistas, protagonizó escándalos mediáticos donde quiso y finalmente, sin la alianza avalada por el Instituto Estatal Electoral, se unió al empresario harinero quien reconoció el amasiato justo en el cierre y penúltimo día de su campaña electoral en Cajeme.

 

Antes, el profe Curiel como le llaman sus amigos, había presumido una obesa cartera de posiciones que dijo, Gándara Magaña se había comprometido a entregarle. La Secretaría de Desarrollo Social la encabezaba, junto a direcciones en el resto de la estructura de gobierno.

 

La montaña rusa en la que ambos se montaron se descarriló porque Gándara Magaña perdió esa elección, y el PRD expulsó a Guadalupe Curiel.

 

Entonces, la idea de crear un nuevo partido político se convirtió en una obsesión para el ex perredista. Y es aquí donde surge la primera línea de consideración en este tema. Lea Usted:

 

Crear un partido político no es como organizar un café con los amigos. Se requiere recorrer gran parte del estado para cumplir con la celebración de cierto número de asambleas municipales y estatales, y los viáticos no caen del cielo ni los salones  se rentan a cambio de consumo.

 

Es aquí donde la especulación ubicó a Javier Gándara Magaña como el promotor y respaldo financiero de esta intención. A Guadalupe Curiel no le alcanza el dinero para crear un partido. A Javier Gándara le sobra.

 

¿El propósito? Ese se irá viendo conforme MAS vaya avanzando en la integración de sus cuadros.

¿Es Javier Gándara Magaña su real propietario? En los próximos tres meses se podría confirmar esta especie.

 

Lo que sí es indudable, y esta es la segunda línea de consideración, es que el partido MAS será el refugio de decenas de ex panistas, de padrecistas y de ex perredistas que no tienen cobijo en su partido de origen, y que no lo encontraran en Morena.

 

Y si usted entremezcla en esta hoguera de vanidades que, malicioso como sabe ser, Guadalupe Curiel defiende la inocencia de Guillermo Padrés Elías como si fuera la propia, otra intención política se avizora rumbo al 2018.

 

También es indudable que este nuevo grupo político le dará a Guadalupe Curiel la oportunidad de hacer lo que más le gusta y lo que mejor le acomoda: negociar con el poder.

 

Y es aquí donde una tercera línea de consideración surge: ¿se interesará alguien en ser candidato de este incipiente partido? ¡Por supuesto! El PAN parece tener la intención de cerrarle sus puertas a los padrecistas más y menos recalcitrantes. Y en MAS tendrían la oportunidad al menos de mantenerse vigentes en la boleta electoral, y de ahí proyectarse rumbo al 2021.

 

La última línea de consideración es saber si Sonora ocupaba a un nuevo partido, y a los mismos perfiles de siempre representándolo. La respuesta es absoluta. NO los necesita.

 

El partido MAS no surge por el reclamo social de una opción diferente a la hora de votar, sino a la perfectamente bien financiada intención de militantes de Acción Nacional para tener una ruta alterna, enfilada al poder político que los extasió durante el padrecismo, y que buscan reconquistar, aunque en eso se les vaya la vida.

 

Guadalupe Curiel es obstinado, rebelde y poco dado a respetar las reglas. Altamente impresionable ante la oferta de posiciones políticas y el ingreso que representan. Arrogante y poco negociador. Retador, mal intencionado, sin ideología política pura, sin transparencia en sus actos. Trol y operador en frentes de batallas. Peón en un tablero de ajedrez. Sin voluntad, sin respeto, sin atención a nadie. Así lo describen quienes lo conocen.

 

¿Es un buen perfil para un partido político? No.

¿Es la persona indicada para definir candidatos? Menos.

Garantiza que, ganando una diputación, una alcaldía, o por lo menos una regiduría ¿Sonora vaya a estar representado? Mucho menos.

 

El profe Curiel es el perfil que alguien como Javier Gándara Magaña ocupa – o como Gildardo Real, o Guillermo Padrés, o Agustín Rodríguez – para seguir operando detrás de la trinchera.

 

No se registró a un nuevo partido. Se le dio poder como tal a una nueva ala del panismo/padrecismo que busca posicionarse en las elecciones, aunque tengan que agarrar piedras para conseguirlo.

 

Gracias por la lectura, puede seguirme en @mensajero34 y

 

facebook.com/gilberto.armenta.16

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