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La gestacional afecta al 10% de embarazadas y suben indicadores en infantes

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes es una enfermedad crónica que implica un problema de salud pública; tan solo en 2014 estimó que 422 millones de adultos la padecían, esto es 314 millones más personas que en 1980.

En el caso de México, es significativo el crecimiento de las personas a las que se les ha diagnosticado. Las cifras alarman, pues los últimos indicadores oficiales señalan que la padece al menos 9.6 por ciento de mexicanos mayores de 20 años, que afecta a una de cada diez mujeres en gestación y empiezan a observarse signos preocupantes para infantes y adolescentes.

Bajo este contexto, en México la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino (ENSANUT) cita que de 2012 a 2016 es el periodo con mayor prevalencia de personas con diabetes: en el 2006 se diagnosticó que el 7.2 por ciento de los mayores de 20 años eran diabéticos; en 2012 el porcentaje subió a 9.2, mientras que en 2016 el muestreo arrojó que 9.4 de la población no menor de edad la padece. Este porcentaje significa que casi uno de cada 10 mexicanos enfrenta el problema.

De este porcentaje de mexicanos, la prevalencia es mayor en mujeres, ya que la padece 10.3 por ciento, contra el 8.4 por ciento de los hombres que presentan esta enfermedad. En ambos casos es más frecuente entre los 60 y 69 años de edad.

En este punto es importante enfatizar la constancia en mujeres más que en hombres a nivel nacional y también en localidades urbanas; es decir se presentó 10.5 por ciento en femeninas y el 8.2 en hombres. Mientras que en sitios rurales se presenta en 9.5 por ciento en mujeres contra el 8.9 por ciento en varones.

Una persona desarrolla diabetes cuando el páncreas no produce la hormona de la insulina cuantitativa o cualitativamente en términos adecuados. La insulina es una hormona que actúa como una llave que abre la cerradura de las puertas de las células del cuerpo para que la glucosa o azúcar en la sangre pueda entrar y se utilice como energía. En caso de insuficiencia, la glucosa se queda en el torrente sanguíneo y deriva en diabetes.

Como parte del diagnóstico de esta enfermedad crónica figura un estilo de vida poco saludable, obesidad o sobrepeso, poco ejercicio, una alimentación rica en azúcares y grasas, y la predisposición genética a la diabetes.

De igual manera, la diabetes es una de las cuatro enfermedades no transmisibles (ENT), por lo que forma parte de los padecimientos seleccionados por los dirigentes mundiales para actuar pronta y prioritariamente por las complicaciones que ocasiona.

De acuerdo con la ENSANUT 2016, 54.5 por ciento de la población diabética reportó visión disminuida, el 11.2 presenta daño en la retina, 9.95 pérdida de la vista, 9.1 úlceras y 5.5 amputaciones.

Asimismo, el 41.2 por ciento reportó ardor, dolor o pérdida de la sensibilidad en la planta de los pies, 2.4 presentó no poder caminar más de seis minutos sin sentir fatiga. De igual modo el 16 por ciento reportó haber estado hospitalizado por más de 24 horas.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) puntualiza que antes de que la diabetes se manifieste, casi siempre hay una condición médica llamada “prediabetes”; esto es que los índices de la glucosa en la sangre son mayores que los normales, pero no lo suficientemente altos como para diagnosticar diabetes.

Cita que, si en un examen de detección los resultados datan a prediabetes, debe realizarse otro estudio y, si esto se comprueba se deberán tomar las medidas necesarias para controlarla ya que once de cien personas con prediabetes desarrollarán diabetes en los próximos tres años.

Cuando una persona ya fue diagnosticada con diabetes ya sea tipo 1 o 2, puede presentar complicaciones en diversas partes del organismo y aumentar el riesgo de muerte prematura. Entre las posibles complicaciones van desde ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares, amputación de piernas, hasta pérdida de visión y daños neurológicos, así como insuficiente renal. Además, si se presenta durante el embarazo y no se controla adecuadamente, incrementa el riesgo de muerte del bebé y otras complicaciones.

El punto crucial para vivir con diabetes consiste en un diagnóstico temprano ya que entre más tiempo se tarde una persona en saber si es diabético o no, peores serán las consecuencias para la salud. También cita la OMS que, en el caso de las personas ya diagnosticadas, hay intervenciones que ayudarían a mejorar sus resultados: estos son el control de la glucemia mediante dieta, actividad física, de ser necesario medicación, controlar la tensión arterial y lípidos para reducir el riesgo cardiovascular; además de exámenes periódicos para detectar daños oculares, renales y en pies.

Por ello el IMSS recomienda que para retrasar o prevenir para siempre la diabetes se debe seguir una alimentación basada en el Plato del Bien Comer, evitar refrescos, jugos embotellados y comidas rápidas, así como cuidar el tamaño y cantidad de los alimentos que se consume. (Agencia ID)

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