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Nos encontramos ante la gran expectativa de quién resultará triunfante como  nuevo Presidente de la República, después de escuchar, hasta el cansancio, las campañas de los candidatos  prometiendo de todo,  hasta lo que finalmente no podrán hacer, en aras de obtener el triunfo, coincidiendo todos en los grandes y necesarios cambios que en general necesita nuestra nación, para iniciar una nueva era de prosperidad y sobre todo de la seguridad perdida con todo su esplendor, víctimas de la abundante criminalidad que este año ha sobrepasado cualquier cifra anterior.

A tal responsabilidad de los cambios ofrecidos por los candidatos, corresponde a nosotros los ciudadanos, también la corresponsabilidad de un cambio, cuya radicalidad vaya prosperando en la medida que cada quien hagamos nuestra parte. Con ese obligado  complemento ciudadano, tendremos los méritos suficientes para ser parte de esos cambios que han apuntado los candidatos.

Cada quien debemos hacer nuestro propio análisis para ubicarnos dónde tenemos que reordenar el desarrollo de nuestra vida como ciudadanos. Con nuestra personal colaboración reordenando esa conducta ciudadana, con esa pequeña dosis en el universo nacional, colaboraremos a esos cambios ansiados.

Aunque parezca que invadimos ociosamente los terrenos de la utopía, los invito que comencemos a dar frutos primero votando el próximo domingo, por los mejores candidatos (as) que para cada uno sean los indicados para “sacar este gran buey de la barranca en que se encuentra”. No importa quien resulte el triunfador. Lo más importante es el país con esas grandes legiones de jóvenes y de pobres con la esperanza de un mejor futuro.

Desde allá arriba Dios contempla a sus hijos mexicanos deseoso de que esta generación tengamos la sabiduría que Él mismo nos dio, para iniciar una nueva etapa de prosperidad y con renovados esfuerzos, todos juntos, logremos mejor calidad de vida moral y materialmente, sobre todo a ese gran conglomerado de pobres que tiene nuestro país.

Espero que esta nueva OCURRENCIA haya tocado la sensibilidad cuando menos a uno de mis lectores. ¡Ya es ganancia!

RENE GIL GUTIERREZ

 

 

 

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