En Cajeme, la gran batalla.- La decisión, como nunca, estará en la conciencia y el voto de la ciudadanía.- Independientes, PRI, PAN, MC, Morena, dependerán del perfil de sus candidatos y de la fortaleza de sus proyectos
Bernardo Elenes Habas
Hay trabajo consistente, entre los pretensos a cargos de elección popular y sus equipos, en Cajeme.
Se comprueba con las reuniones que mantiene el aspirante a encabezar una planilla independiente en pos de la Presidencia Municipal, Rodrigo Bours Castelo. Tiene casi completa su estructura de regidores, quienes representarían, con ubicaciones geográficas específicas, al Municipio. Y a esto se le suma su plan de desarrollo comunitario.
Junto con Terencio Valenzuela -también dentro del tejido independiente-, Rodrigo recorrerá colonias, barrios, poblados, construyendo la viabilidad del voto.
En el caso de Morena, sus integrantes mantienen una activa labor de campo en los diferentes seccionales, sembrando los enunciados de Andrés Manuel López Obrador, ganando terreno en un espacio donde su partido no permeaba, y que ahora, se puede constatar, está en la voluntad y la inteligencia de trabajadores hombres y mujeres, estudiantes, campesinos, intelectuales.
En esos cauces esperan los tiempos de definición por la alcaldía, Sergio Mariscal, Rosendo Arrayales, Omar Serna, pero también por las diputaciones locales y la federal, Gerardo Bejarano,
El PAN y MC, aguardan la decisión que proclamen sus dirigentes nacionales y estatales. Y en el caso del PRD, se trata de la sombra de un partido resignado a lo que caiga.
Por lo que se refiere al PRI, está a punto de concretar la plataforma electoral, en lo concerniente a Cajeme.
Gilberto Gutiérrez Sánchez, ha mantenido una actividad intensa de acercamiento con quienes comandan grupos políticos en el Municipio.
Sabe, el dirigente estatal del tricolor, que debe tejer fino para preservar la unidad en la estructura priísta, porque en la región se podría definir el rumbo electoral de sus siglas, como sucedió durante el proceso que llevó a Claudia Pavlovich a la gubernatura.
Sin embargo, todo indica que la premisa esencial hasta ahora prevaleciente entre los priístas, es no resquebrajar la unidad, porque la experiencia les dice que significaría una derrota estrepitosa, ante una oposición que viene hambreada de poder.
Pero además de la unidad como paradigma, la otra encrucijada que enfrentan es promover al candidato o candidata con perfil triunfador, con capacidad de lucha, con proyecto plural atractivo para la ciudadanía, capaz de polarizar a sus alternantes, porque de esos atributos dependerá el triunfo, mismo que no podría construirse solamente con el voto duro.
Le saludo, lector.