El agua debe estar en agenda de candidatos.- Es un tema de vida, tal vez con mayor intensidad y repercusiones que el de la corrupción, en el que centran sus argumentos.- Quizás sea tiempo de volver al trazado de aquel sueño llamado Plhino
Bernardo Elenes Habas
No han tocado aún, los aspirantes a dirigir los destinos de México, un tema crucial: el del agua.
Por supuesto que atacar la descomposición de saqueos y enriquecimientos ilícitos, cuyas bacterias se encuentran latentes en la cadena de genes de una gran parte de la clase política, no es una tesis menor. Pero olvidar el problema de escasez de agua que ya asoma en el horizonte presente, con proyecciones catastróficas hacia el futuro en varias regiones del país, donde se incluye Sonora y, particularmente el Valle del Yaqui, no debe minimizarse o dejarse para un segundo término.
Se trata, sin duda, de una materia que por escabrosa y con soluciones de inversiones considerables, no es incluida con amplitud en sus agendas, con la prioridad que representa, gobernantes y legisladores, ejemplo seguido hasta ahora por quienes vendrán a relevarlos.
Recuerdo que tiempo ha, fue una asignatura abordada someramente, tal vez como un escaparate mediático obedeciendo
En ese sentido, la historia de Sonora recoge en su relatoría testimonial, la actitud demagógica y llena de controversias personales y políticas del ex gobernador Guillermo Padrés Elías, quien, desde las ahora
A través de esa obra impuesta con actitud dictatorial, Padrés perfilaba, también, soluciones demagógicas a las necesidades de abasto de las familias de Hermosillo, como plataforma que le abriera la posibilidad de convertirse en candidato del PAN a la presidencia de la República; pero que, debido a su sed de poder económico que lo impulsó a desatar las bestias de la
Ahora, en este proceso electoral vigente, el factor agua tendrá que insertarse como algo urgente e inaplazable en la agenda social, humana, productiva y económica de los personajes que aspiran a conducir el destino del país en el periodo 2018-2024. Responsabilidad, también, para aquellos que buscan un escaño en el Congreso de la Unión, en los parlamentos locales y en las presidencias municipales.
Se vuelve necesario ganarle la carrera al futuro. No permitir que éste alcance con su sombra apocalíptica a pueblos y ciudades con la epidemia denominada sequía.
Es urgente que las universidades, investigadores, productores sociales y privados, desarrolladores urbanos, empresarios, trabajadores del campo y la ciudad, jóvenes hombres y mujeres que saben interpretar los signos de los tiempos, comprometan su participación en el contexto de los conglomerados humanos y exijan, desde ahora, que sus voces y sus propuestas sean escuchadas y atendidas, pero no como un ejercicio político-electoral, de partidos, sino como un tema de vida.
Este debe ser el tiempo de las grandes ideas, con vocación de que se conviertan en realidad.
Desde luego, luchar, sí, por la justicia social, la condición igualitaria de la sociedad, la distribución equitativa de la riqueza en las regiones, pero también por el respeto a la vida, su garantía de preservación sin sobresaltos, sin menoscabos de su calidad, garantizando el recurso agua.
Es tiempo de asomarse al futuro, para regresar iluminados con una visión digna por la heredad cimentada a favor de las nuevas generaciones. O, devolverse azorados por lo que el hombre está siendo capaz de destruir desde sus extremos de ambición, en contra del hombre.
Es tiempo de reforzar los proyectos, no de una, sino de varias desalinizadoras. De avizorar la construcción del gran Río de la Vida, con el trazado de aquel sueño fugaz que parecía de ciencia ficción, que se llamó Plan Hidráulico del Noroeste.
Es tiempo.
Le saludo, lector.