En Cajeme, la decisión será de los electores.- Un partido, un segmento independiente, un grupo, un apellido, no pueden proclamar triunfos adelantados.- Partirán de cero Emeterio, Sergio, Gustavo, Rodrigo, Rafael, Miguel Ángel
Bernardo Elenes Habas
Cajeme será escenario de una trascendente batalla electoral, el 1 de julio.
En teoría, los seis candidatos que buscan la presidencia municipal, partirán de cero. Y digo en teoría, porque hay un partido –PRI- con estructura comprobada y voto duro, situación que le confiere cierta ventaja a su abanderado.
Serán tiempos, los que vienen, de lucha sin tregua. Debido a que el 80 por ciento del peso de las campañas estará depositado sobre las espaldas de los aspirantes, en este caso Emeterio Ochoa, Sergio Mariscal, Rafael Delgadillo, Rodrigo Bours, Gustavo Almada, Miguel Ángel Salomón.
El 20 por ciento restante descansará en quienes manejen las estrategias de promoción, fortaleza mediática y formas amplias y efectivas de conectar con la gente. Procurando, desde luego, que les propicie resultados concretos para sus
El trabajo a ras de tierra de los pretensos se enfocará, en primer lugar, a rebasar siglas y colores, para llegar con plenitud a la conciencia de la ciudadanía, la que no está sujeta a dogmas, estatutos y credenciales que acrediten militancia. Es decir, al gran grueso de la población, la que con su voto definirá triunfos y derrotas.
De ahí la importancia del proyecto que promuevan, mismo que deberá convertirse en reflejo de las demandas mayoritarias. En espejo donde encuentren las familias su rostro de comunidad que les permita la certeza de que ahí
Cajeme no debe reinventarse cada tres años. Debe rebasar esa espiral ciega de ocurrencias y, por principio, tiene que poner sobre la mesa el compromiso de darle continuidad a programas probadamente positivos, para que logren su conclusión deseada.
A partir de esa premisa que engloba atracción de inversiones, generación de empleos, efectividad de servicios públicos, seguridad, aunado a la atención de las demandas
No es verdad, como afirman las cabezas visibles de grupos que se encuentran detrás de algunos candidatos, que tienen ya el triunfo en sus manos, haciendo cuentas alegres sin que aún hayan iniciado las campañas.
Un partido, un segmento independiente, un grupo, un apellido, no pueden marcar derroteros anticipados y adelantar el reloj del desenlace de las elecciones proclamando triunfos a voluntad, por más poderosos que sean, porque toda comunidad es, en sí, un organismo vivo que piensa y decide.
Le saludo, lector.