
Manifestantes derribaron estatuas de las reinas Victoria e Isabel II en la ciudad canadiense de Winnipeg, a medida que aumenta la ira por el descubrimiento de los restos de cientos de niños en fosas sin identificar en antiguas escuelas indígenas.
Una multitud coreaba “sin orgullo por el genocidio” antes de derribar las estatuas de las monarcas.
La acción tuvo lugar en el Día de Canadá, cuando tradicionalmente hay celebraciones en todo el país.
Sin embargo, muchas ciudades no realizaron eventos este año por el escándalo sobre los niños indígenas, que llevó a muchos canadienses a confrontar su historia colonial. El primer ministro, Justin Trudeau, dijo que el día debería ser “un momento de reflexión”.
Otro sector de los manifestantes también incendió iglesias en Canadá.



















































