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De bodas y funerales

La cinéfila lectora, el palomero lector recordarán al simpático personaje de La Era de Hielo, aquella ardilla de nombre Scrat que inopinadamente clava una avellana en la congelada superficie terrestre, lo cual provoca una grieta que se va abriendo y abriendo hasta el punto del crujido cataclísmico que provoca todo el desmadre que acompaña esa divertida saga.

Pues así la joven Paola Félix. Jamás imaginó que abordar el avión que la llevaría a Guatemala para participar de un enlace matrimonial sería el error que a la postre le costaría el trabajo a ella, y también al recién desposado, nada menos que el zar anticorrupción del gobierno lopezobradorista, Santiago Nieto Castillo.

En política, se sabe, solo se comete un error; todo lo demás son consecuencias.

El pie de la joven Paola en las escalinatas para abordar aquel avión fue la avellana que abrió la grieta del doble discurso de la llamada cuarta transformación dejando al descubierto el derroche monárquico de algunos de los personeros de ese proyecto donde se pregona la pobreza franciscana que conmina al pueblo a vivir con un solo cambio de ropa, pero ellos se dan una vida que cualquier fifí envidiaría.

Eso, lo comentábamos ayer, era inadmisible para Andrés Manuel López Obrador que justamente estaba en vísperas de abordar otro avión, pero éste rumbo a Nueva York para participar como presidente del Consejo de Seguridad de la ONU con un discurso que, adelantó en días previos, versará fundamentalmente sobre los estragos de la corrupción.

Con qué cara el presidente mexicano se plantaría en la mitad del foro a condenar con flamígeros anatemas a los corruptos del mundo, cuando su zar anticorrupción se casa en un paradisiaco hotel de Guatemala rodeado de lujos monárquicos y de un gran boato en el que se degustan las más exquisitas viandas y los mejores vinos, teniendo como invitados a algunos pillos y como telón de fondo la sospecha de financiamientos mal habidos.

Cómo, si en la lista de invitados a esa boda se encontraban algunos personajes con los que el presidente se ha ensañado señalándolos de formar filas con el ejército de conservadores y corruptos que dañaron al país, como la panista Josefina Vázquez Mota y el dueño del segundo diario más señalado por su inclemente dedo: Juan Francisco Ealy Ortiz.

Eso sin contar que la joven Paola viajaba con Alejandro Gou Boy, empresario beneficiado por la propia secretaria de Turismo de la Ciudad de México con un contrato de 15 millones de pesos para organizar el desfile de Día de Muertos. Y que en el avión se encontraron 35 mil dólares no declarados y coquetamente distribuidos en siete sobres blancos con 50 billetes de 100 dólares cada uno. Eso de los sobres con dinero ha sido el coco de la actual administración. 

Ya se aclaró, como la rebocera lectora, el mitoterísimo lector están enterados, que el dinero no era de la ex funcionaria, sino del empresario periodístico que lo utilizaría para pagar un tratamiento médico que le practicarían después, en una segunda parada de la nave en Los Ángeles, California. 

Pero a estas alturas eso ya es lo de menos y la pícara popular tiene todo el derecho a especular sobre el origen y destino de esos billetes, como de hecho ha sucedido.

El escándalo hizo crujir la narrativa moralizadora de la 4T, le pegó al presidente en donde más le duele, y eso incluye a su ‘corcholata’ favorita, la señora Claudia Sheinbaum, a la sazón la carta que AMLO ha mostrado con singular entusiasmo como su eventual sucesora. 

Inopinadamente pues, la joven Paola Scrat, quien hasta antes de esto era un perfil bajísimo de cuya existencia muy pocos tenían conocimiento, hizo el desmadre de su vida: le arrimó la lumbre a doña Claudia Sheinbaum que no tuvo más opción que despedirla; abolló seriamente la narrativa de la austeridad republicana y terminó provocando el despido del zar anticorrupción, don Santiago Nieto que ya ni ha de estar disfrutando su luna de miel.

En algún rincón de la FGR don Alejandro Gertz Manero ha de estar brindando con champaña Möuet y riéndose solo del puritito gusto, no solamente porque Nieto Castillo era, documentado está, una piedrita en su zapato, sino porque el escándalo de la boda vino a quitarle los reflectores de encima después de una serie de eventos desastrosos en su trabajo como servidor público, incluyendo otro escándalo familiar.

En Guerrero, Félix Salgado Macedonio también festina la caída de Santiago, pero como daño colateral porque lo que en verdad le entusiasma es que le hayan arruinado la boda (y parte de su vida) a la consejera electoral Carla Humphrey, a quien acusa de ser la que decidió con su voto la anulación de su candidatura al gobierno guerrerense.

Y quién lo dijera, también John Ackerman, que dio todo de sí para frenar esa candidatura e imponer a su cuñado Pablo Amílcar Sandoval, hoy choca las copas con Félix Salgado en la celebración por el desastre político en que se convirtió esa boda que quiso ser discreta y resultó un escándalo mayúsculo. Y es que la señora Humphrey, a quien considera una infiltrada del PAN en la 4T, viene siendo hoy una enemiga común que los hermana en sus odios.

Santiago Nieto, sin embargo, no debería estar tan preocupado por los enemigos que han salido a hacerlo víctima de sus escarnios en la 4T. Como jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, el señor anticorrupción debe tener enemigos más peligrosos entre la clase política y empresarial, así como en el crimen organizado, a quienes les confiscó bienes y les congeló cuentas millonarias.

Definitivamente la celestial boda se convirtió, por culpa de la joven Paola Scrat, en un infierno.

A Santiago Nieto lo releva en el cargo Pablo Gómez Álvarez que, en palabras de un agudo observador político, no le sabe mucho a su nuevo trabajo ya que se trata de uno donde se requieren muchos conocimientos técnicos. Bueno -acota-, en realidad no le sabe mucho a ninguna chamba, salvo a la de pasársela viviendo de la nostalgia combativa por el 68, y tirando hueva y verbo desde alguna curul o escaño.

Así me dijo.

II

Y aterrizando en temas locales, hoy se someterá a la consideración del pleno del Congreso del Estado la ratificación de los fiscales especializados en materia anticorrupción y en materia de delitos electorales, consecuencia de la famosísima reforma de la reforma que también considera la ratificación de los principales cargos administrativos en el Poder Legislativo.

A saber: Oficialía Mayor, Contraloría Interna, Centro de Investigaciones Parlamentarias, las Direcciones Generales (incluyendo la de Comunicación Social) y de todos los subdirectores.

Vale apuntar que eso de la ‘ratificación’ es en realidad un eufemismo legal para que no suene tan fuerte el rodadero de cabezas.

Allá nos vemos.

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