Poema de domingo.- Siempre me nutrí con las analogías que hacía el periodista y poeta cajemense Bartolomé Delgado de León, cuando en las postrimerías de los años 60 y principios de los 70, nos reuníamos en su casita de callejón República de Cuba en Ciudad Obregón, el grupo de jóvenes poetas que éramos, para beber de su vino y de sus luces. Decía el cantor del Valle del Yaqui: Tenemos una gran diferencia con los políticos. Ellos se aprovechan de la palabra para llegar al poder, que suele ser efímero… Los poetas la utilizamos para construir los puentes que conducen hacia la belleza y la justicia, conceptos aromados de eternidad…
Bernardo Elenes Habas
Cuando llegue el invierno
con sus ráfagas frías,
su aroma de nostalgia,
sus caminos inciertos,
voy a estar esperando
detrás de la montaña,
a la orilla del río,
para llenar mis manos,
mis ojos y mi vida
con tu fe mañanera,
tu canción de gorriones,
tu luz de primavera…
Cuando llegue el invierno
con rumor de campanas,
con lluvia taciturna
-corazón de guitarra-,
haré recuento exacto
de mis viejas historias,
mis poemas sencillos,
mi magia solitaria,
para que el viento, el frío,
el cintilar de estrellas,
las fogatas lejanas
alumbren las veredas,
las rutas de mi alma…
Cuando llegue el invierno
y el tiempo se diluya
en el sol de mi vida,
voy a estar esperando
tus palabras de niña,
tus preguntas eternas,
tu amor sin condiciones,
tu risa cantarina,
que serán mi equipaje,
mi boleto de ida,
satisfecho, sin duda,
por la misión cumplida…
Cuando llegue el invierno
con sus ráfagas frías,
su aroma de nostalgia,
sus caminos inciertos,
voy a estar esperando
detrás de la montaña,
a la orilla del río,
para llenar mis manos,
mis ojos y mi vida,
con tu fe mañanera,
tu canción de gorriones,
tu luz de primavera…
Cuando llegue el invierno…
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