
GABINETE EMPRESARIAL
No Sembrar, Declaratoria de Desastre Natural
Si algo ha caracterizado a México es el desarrollo que han presentado algunas regiones agrícolas en el país, cuya actividad principal ha sido la producción de granos, y que hasta ahora no han dado el cambio a la creación de valor agregado en su producción primaria, lo que de alguna forma ha detenido el avance de sus ciudades y comunidades. Lo que ha hecho que, de manera permanente, se le esté apostando al clima, para que en el ciclo que corresponde existan suficientes lluvias para lograr generar producción.
Y si a eso se le agrega la falta de mercadeo de los productos agrícolas, entonces se hace un escenario no muy favorable para los agricultores de diferentes niveles productivos. Ese viene a ser el panorama anual de todos los que se dedican a hacer producir la tierra, en la siembra y cosecha de diferentes productos agrícolas que son para alimento, consumo nacional o exportación. Lo que se puede decir es que de forma continuada existe incertidumbre en la producción agrícola, porque la dotación de los insumos, la producción y el mercado son puntos muy importantes.
Y si a eso se le agrega lo que corresponde a los compromisos comerciales que tiene el país a partir del Tratado de Libre Comercio y ahora con el Acuerdo Comercial, se completa la preocupación agrícola. Porque en los últimos años México, según las estadísticas agrícolas internacionales, se ha convertido en el primer importador de maíz en el mundo, haciendo esto que la frontera agrícola mexicana disminuya.
Y puede ser que no todo lo que sucede en el campo mexicano sea totalmente responsabilidad de acuerdos o tratados, sino que una parte muy importante ahora lo representa la escasez de agua. Que por principio, el consumo de la producción primaria debe estar asegurado para el país, pero además se debe contemplar con planes emergentes de recuperación para las regiones agrícolas. Porque al impactar de forma directa a los agricultores y a todas sus actividades de apoyo, también afecta de forma crítica a las ciudades y comunidades que viven de la producción agrícola.
Hoy, lo más cercano a la realidad que vivirán esas ciudades será una crisis de crecimiento y desarrollo, porque su actividad económica de sustento no proporcionará ingresos. Y eso es fundamentalmente desempleo, cierre de negocios y la denominada reestructuración de carteras vencidas, porque no será posible abonarle a los pendientes agrícolas anteriores. Lo que hará que esas ciudades y comunidades dependientes de la agricultura presenten una condición económica crítica y de estancamiento, si no se logra generar un plan de apoyo efectivo.
En ese plan deben ir incluidos los agricultores que se dedican a la producción agrícola que demanda el mercado interno y el de exportación, que muchos siguen insolventes y en la sobrevivencia. Para ello, debería de ser posible la inclusión en la Ley General de Protección Civil, donde se establece el reconocimiento de desastres naturales que afectan a la población, y ahora deben de agregarse los agrícolas.
Para, como lo indique el comportamiento del cambio climático, este plan se haga efectivo en los tiempos que corresponda, y así no se movería el presupuesto de la Secretaría de Agricultura. El propósito es dar respuesta a lo que hoy está en la mesa de la preocupación de muchas regiones agrícolas, y si ya está presupuestado anualmente, se puede ahorrar tiempo.
