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Poema de domingo.- 

Bernardo Elenes

Pronto será Nochebuena, hará frío, pero tendremos oportunidad de recordar nuestras raíces, de reconocer que somos polvo de estrellas. Cierto, ahora en contraste con los tiempos pretéritos, brotan luces multicolores en las calles. Las casas lucen su espíritu navideño al caer la noche. Sin embargo, somos una comunidad de corazón generoso, porque nadie ignora la realidad de los desposeídos, de las colonias olvidadas, de las comunidades donde la niebla y el frío, se cuelan por las rendijas de las casas de cartón y lastiman el corazón de los niños, y hay instituciones, empresas, ciudadanos anónimos, que entregan bienaventuranza. Por eso hoy, le ofrendo una oración laica que escribí hace tiempo, y le invito a no cerrar los ojos ante una realidad que nadie debe minimizar…
Bernardo Elenes Habas

No permitas, Señor,

que sufran frío los niños.

No permitas que el hambre

devore sus entrañas.

No dejes que sucumban

en sus casitas tristes,

donde el olvido reina,

donde el peligro, mata…
No permitas, Señor,

ahora que es invierno,

que se oyen villancicos

en calles alumbradas

y brotan los deseos

de bienaventuranza,

que los niños sencillos

del color de la tierra,

los que sueñan contigo

escribiendo tu nombre

con los últimos soles

que regala la tarde,

se duerman sin cenar,

sin cobija en su cama,

sin tiempos florecidos,

sin zapatitos nuevos…
No permitas, Señor,

que sus palabras vuelen

preguntándole al mar,

a la sierra, al valle,

¿por qué los olvidaste,

por qué en otros lugares

te das a manos llenas,

y a ellos, los pequeños

que son también tus hijos,

no cumples sus anhelos…?
No permitas, Señor,

que los niños de hoy,

los de los ojos negros,

los de palabra breve,

los de hambre infinita,

sean mañana los hombres

que reclamen tu olvido…

No permitas, Señor…

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