
Un mundo convulsionado por las guerras y la violencia que mancha de sangre y horror calles de pueblos y ciudades, será el escenario en que la Humanidad rememore el Nacimiento de Jesús El Cristo. El mensaje de paz, amor y buena voluntad mecido por los vientos de los siglos, nuevamente será desoído por hombres y mujeres quienes muestran la semilla amarga de sus entrañas, asesinando niños, mujeres, ancianos, disparando misiles con la bandera poderosa de Israel contra la Franja de Gaza (guerra eterna de intereses económicos y fanatismos religiosos), y la misma crueldad se repite en Rusia y Ucrania, y en las coordenadas de lugares dominados por el crimen organizado y las drogas. Terrible es el horizonte que prevalece, porque el estallido de bombas y metralla no permite que se escuche el axioma lleno de esperanza de Navidad: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad…
Bernardo Elenes Habas
Sé que vendrás,
con tus pequeñas manos
mitigarás el odio,
la pena y el dolor.
Y tu palabra limpia
volverá a levantarse,
despejará conciencias,
alumbrará caminos
y será, de los hombres,
sabia guía inmortal.
Sé que vendrás
invariable y plural,
desde la tierra misma,
desde el sol y los mares,
desde el río de mi pueblo,
desde un pesebre humilde
para enseñar a amar.
Sé que vendrás,
como una estrella nueva,
como un canto sencillo,
como oración sublime
para mostrar tu axioma:
Humildad, Paz, Amor.
Pero el hombre ¡ay el hombre!,
te acechará en silencio,
oirá tu palabra,
derramará sus lágrimas,
y otra vez, inclemente,
con los clavos del odio
te crucificará…
Sé que vendrás…
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