
Era una mágica mañana del 24 de diciembre, y en todos los hogares había una emoción especial en el aire. Los árboles de Navidad brillaban con luces de colores, los villancicos se escuchaban por todas partes, y los niños y niñas sabían que esta noche sería muy especial.
En una pequeña casa, Sofi y Leo corrían emocionados buscando al elfo de Navidad, ese pequeño ayudante de Santa que había estado con ellos durante todo diciembre, escondiéndose cada día en un lugar diferente. Pero esta vez, cuando lo encontraron, el elfo tenía una pequeña carta en sus manos.
“Queridos Sofi y Leo”, decía la carta. “Hoy es mi última noche con ustedes. He disfrutado mucho viéndolos ser amables, compartir y prepararse para la Navidad. Ahora debo regresar al Polo Norte con Santa para ayudarle a organizar los regalos. Recuerden: Santa solo llega si todos están dormidos. ¡Así que a acostarse temprano! Nos veremos el próximo año. Con cariño, El Elfo.”
Los hermanos miraron la carta con una mezcla de emoción y un poquito de tristeza. ¡El elfo se iba, pero eso significaba que Santa Claus ya estaba en camino!
Esa tarde, ayudaron a mamá y papá a preparar galletas y un vaso de leche para dejarlo junto al árbol. “Santa estará hambriento después de un largo viaje”, dijo Sofi mientras decoraba una galleta con chispas de colores. Leo agregó: “¡Y no olvidemos un poco de agua para los renos!”
Cuando llegó la noche, la familia se sentó junto al árbol para contar historias de Navidad y cantar un par de villancicos. Pero pronto, mamá dijo: “Es hora de ponerse los pijamas y dormir. Santa solo viene cuando todos están profundamente dormidos. Si lo esperan despiertos, ¡podría pasar de largo!”
Sofi y Leo corrieron a sus camas, emocionados por la magia que estaba a punto de suceder. Cerraron los ojos pensando en el trineo de Santa volando por el cielo, tirado por renos que brillaban bajo las estrellas.
En algún lugar lejano, Santa Claus ya estaba revisando su lista y preparando su saco lleno de regalos. “¿Están listos los renos?”, preguntó con una sonrisa. “¡Vamos! Es tiempo de repartir alegría por el mundo.”
Y mientras Santa se acercaba, Sofi y Leo soñaban con la magia de la Navidad, seguros de que al despertar encontrarían sorpresas bajo el árbol.
Así que esta noche, recuerda dejarle a Santa tus mejores deseos y dormir temprano, porque la magia de la Navidad solo llega a quienes la esperan con el corazón lleno de ilusión. ¡Felices sueños y feliz Navidad!

























































