El cambio climático avanza y sus efectos ya son una amenaza tangible para muchas regiones del planeta, especialmente aquellas ubicadas a nivel del mar. Uno de los casos más alarmantes es Tuvalu, un pequeño país insular en la Polinesia que podría convertirse en uno de los primeros territorios en desaparecer bajo las aguas debido al aumento acelerado del nivel del mar.
El ascenso del nivel oceánico, resultado de la expansión térmica del agua y el derretimiento de glaciares y polos, ha incrementado a un ritmo preocupante. Mientras que en el siglo XX el aumento promedio fue de 15 centímetros, las proyecciones actuales advierten de un agravamiento en las próximas décadas, con consecuencias devastadoras: inundaciones costeras, tormentas más intensas, y la salinización de tierras fértiles y acuíferos.
Tuvalu, con solo 25.4 km² de superficie y menos de 12 mil habitantes, se encuentra prácticamente al nivel del mar. Su punto más alto, una duna de 4.5 metros en la isla de Niulakita, es vulnerable incluso ante fenómenos meteorológicos moderados. Ciclones como el Pam, que en 2015 provocó olas de hasta cinco metros, han dejado daños severos en viviendas, cultivos y reservas de agua potable.
Durante la Conferencia sobre Cambio Climático de París en 2015, el entonces Primer Ministro de Tuvalu, Enele Sopoaga, hizo un llamado urgente a la comunidad internacional: “Si salvamos Tuvalu, salvaremos el mundo”, expresó ante los líderes globales, exigiendo compromisos reales contra el calentamiento global.
Tuvalu, junto a otras naciones insulares como Kiribati y Vanuatu, se ha convertido en símbolo de la crisis climática y de la necesidad urgente de actuar frente al aumento del nivel del mar, un fenómeno que no solo amenaza territorios, sino culturas, formas de vida y poblaciones enteras.
Con información de National Geographic