
Un hombre australiano pasó de estar clínicamente muerto a convertirse en doble ganador de la lotería, todo en cuestión de meses.
Bill Morgan, un humilde camionero originario de Australia, vivió una cadena de eventos que parecería salida de una película. Primero, sufrió un severo infarto que lo dejó sin signos vitales durante 14 minutos y lo mantuvo en coma por casi dos semanas. Contra todo pronóstico médico, despertó sin secuelas y con una renovada oportunidad de vivir.
Para celebrar su milagrosa recuperación, decidió comprar un boleto de lotería instantánea. El resultado fue inesperado: ganó un automóvil valuado en más de 17 mil dólares australianos. Pero el golpe de suerte no terminó ahí.
Poco tiempo después, una televisora local lo invitó a recrear aquel momento para una nota especial. Mientras grababan, Morgan raspó un nuevo boleto… y esta vez se llevó el premio mayor de 250 mil dólares. Todo ocurrió frente a las cámaras.
La historia, rápidamente replicada por medios de todo el mundo, convirtió a Bill en un símbolo de esperanza, fortuna y segundas oportunidades. Su caso sigue siendo uno de los más sorprendentes en la historia moderna de las loterías.
