
Ciudad Obregón, Sonora. — 20 de agosto de 2025.
Este 20 de agosto, al cumplirse 112 años de su nacimiento, Cajeme recuerda a uno de sus grandes forjadores: el Profesor José Leovigildo Guerra Aguiluz. Hombre de múltiples facetas, supo combinar la ciencia, la educación, la cultura y el servicio comunitario en una vida entregada por completo a su ciudad.
De Elota a Cajeme: raíces de un hombre de servicio
Nació en Elota, Sinaloa, en 1913 y se graduó como Químico Farmacéutico en el Colegio Civil Rosales de Culiacán, hoy Universidad Autónoma de Sinaloa. En 1938, unió su vida a la maestra normalista Juanita Beltrán Casillas (+). Juntos formaron una familia integrada por Margarita (+), Tomás (+), Amada (+), José Leovigildo (+), Rebeca, Guadalupe y Lourdes, quienes crecieron viendo en su padre el ejemplo de disciplina, cultura y amor por la comunidad.
La Botica Nueva: confianza y humanidad
En 1939, el Profe Guerra abrió la Botica Nueva en pleno corazón de Ciudad Obregón. No solo fue farmacia: allí se creaban fórmulas magistrales, cremas, tónicos y remedios que aliviaban la salud y también realzaban la belleza. Conocido como boticario y confidente, atendía con paciencia tanto a familias enteras como a personajes distinguidos de la época.
Cuentan sus hijos que era común que el Profe regalara consejos, ayudara a personas de escasos recursos y hasta preparara medicinas personalizadas. Su generosidad y cercanía hicieron de la Botica un punto de encuentro de confianza para la comunidad.
Maestro, bombero y rotario
Además de farmacéutico, fue maestro de química en la Secundaria Campoy, recordado por su seriedad académica y por transmitir a los jóvenes la pasión por la ciencia.
En 1949, formó parte del grupo fundador del Heroico Cuerpo de Bomberos de Cajeme, junto a Claudio Dabdoub Sicre, Ramón M. Ochoa, Pedro Zaragoza Maytorena, Juan M. Hernández, J. Encarnación Chávez, Ernesto Forgach y Juan B. Dávila. Por ello fue distinguido como bombero honorífico.
Como Rotario, se sumó a proyectos de beneficio social bajo la máxima de “Dar de sí antes de pensar en sí”.
Cultura, civismo y liderazgo político
En 1953, junto a Bartolomé Delgado de León, Miguel Sáinz López Negrete, Carlos Moncada Ochoa, Juan Eulogio Guerra Aguiluz, Jesús Grijalva y Alberto Santana, fundó el Círculo Cultural Ostimuri, cuna de la revista Ostimuri, de la Biblioteca Ostimuri y de numerosos recitales y becas educativas.
Fue también administrador y presidente de la Unión de Propietarios de Farmacias, cofundador del Partido Demócrata de Cajeme, regidor en 1958 en el Concejo Municipal encabezado por J. Encarnación Chávez, y de 1974 a 1979 presidió la Junta para el Progreso y Bienestar, impulsando obras sociales.
Durante la administración de Óscar Russo Vogel (1976-1979), siendo gobernador Alejandro Carrillo Marcor, el profesor José L. Guerra Aguiluz, como presidente de la Junta de Progreso y Bienestar, fue pieza clave en la construcción del nuevo complejo de gobierno junto al Palacio Municipal, donde se ubica hoy la Biblioteca Municipal.
Escritor y hombre de cultura
El Profe Guerra también dejó un legado escrito con su libro Pirotecnia (1968–1973), obra que confirma su inquietud intelectual y creatividad.
Conmemoración y memoria viva
En 2002, el entonces alcalde de Cajeme, Ricardo Bours Castelo, lo conmemoró como Ciudadano Distinguido, reconociendo su trayectoria al servicio de la comunidad. Su nombre quedó grabado en la Escuela Secundaria General “Prof. José L. Guerra Aguiluz” y en dos calles de Ciudad Obregón, que mantienen vivo su recuerdo.
Un legado que trasciende
El 16 de mayo de 1985, el Profe Guerra partió, pero su figura sigue siendo ejemplo de servicio, cultura y educación.
Hoy, al cumplirse 112 años de su natalicio, Cajeme no solo lo recuerda, sino que lo celebra como uno de sus más grandes ciudadanos distinguidos, un hombre que supo conjugar ciencia, civismo y cultura para dejar un legado que aún inspira.





