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Cuando todo el mundo pensaba que Cráneo Rojo había desaparecido para siempre al final de Captain America: The First Avenger (2011), Marvel sorprendió a los fans con uno de los regresos más impactantes del cine de superhéroes: el temido villano volvió en Avengers: Infinity War (2018)… pero no como lo conocíamos.

Lejos de ser el despiadado líder de Hydra que buscaba dominar el Teseracto, Red Skull resurgió como un espectro sombrío, con un nuevo nombre y propósito: el Guardián de la Gema del Alma. Su castigo eterno fue quedar atrapado en el planeta Vormir, obligado a guiar a todo aquel que desee reclamar la enigmática piedra, pero sin poder poseerla jamás.

El giro sorprendió a millones de espectadores: de dictador nazi con ansias de poder, pasó a ser un espíritu condenado, testigo del sacrificio más cruel del Universo Marvel. Primero presenció la caída de Gamora en manos de Thanos, y después el adiós definitivo de Natasha Romanoff en Avengers: Endgame (2019).

Su destino es tan trágico como irónico: quien más deseó controlar el poder absoluto, terminó convertido en esclavo del mismo.

Marvel convirtió así a Red Skull en un ícono inesperado del UCM, demostrando que en este universo nada está escrito y que incluso los peores villanos pueden regresar… aunque sea en forma de penitencia eterna.