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🌞 ¿Por qué al “Sol” se le llama Sol? El origen de un nombre que nunca te habías preguntado

Cuando hablamos del Sol, lo hacemos con tanta naturalidad que pocas veces nos detenemos a pensar de dónde viene su nombre. La estrella que nos da vida, la que marca los días y las estaciones, tiene detrás una historia lingüística tan antigua como la humanidad misma.

El término “Sol” proviene del latín Sol, nombre con el que los romanos designaban a la deidad solar, asociada al dios Sol Invictus, venerado como símbolo de poder, fertilidad y eternidad. Pero el origen es todavía más profundo: en la raíz indoeuropea sawel- o sóh₂wl̥ encontramos la base común que dio lugar a palabras semejantes en múltiples lenguas, como Sun en inglés, Sonne en alemán o Sól en islandés.

En las antiguas culturas, nombrar al astro rey no era un acto casual. Para los romanos, “Sol” no solo era luz, era también fuerza, divinidad y tiempo. Los griegos lo conocían como Helios, de donde hoy surgen palabras como heliocéntrico. Con el paso de los siglos, la herencia latina quedó marcada en el español, y así el término sobrevivió hasta nuestros días.

Lo sorprendente es que, pese a las diferentes lenguas y culturas, el nombre del Sol en casi todos los idiomas conserva un sonido parecido, como si desde la antigüedad existiera un reconocimiento universal a la importancia de la estrella que sostiene nuestra vida.

En otras palabras: al Sol se le llama Sol porque lo fue desde hace miles de años, y su nombre no es solo una etiqueta, sino un reflejo de la conexión ancestral entre el lenguaje, la religión y la astronomía.

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