
Anchorage, Alaska — El caso de Robert Christian Hansen, conocido como “El panadero carnicero”, siguen siendo uno de los episodios más perturbadores del crimen estadounidense. Aparentaba ser un hombre común, dueño de una panadería, esposo, padre… pero detrás de esa fachada se fue gestando una pesadilla que se prolongó durante más de una década.
Orígenes de un depredador
Nacido en Estherville, Iowa, en 1939, Hansen se mudó a Alaska a finales de los años sesenta. Era reservado, marcado por inseguridades visibles: acné severo que le dejó cicatrices, tartamudez, rechazo social. Con el tiempo, esa dualidad entre la normalidad diaria y los impulsos oscuros cruzó líneas irreparables.
El juego macabro
Desde principios de los setenta hasta 1983, Hansen secuestró, violó y asesinó al menos 17 mujeres, aunque la cifra podría ascender a más de 30.
Lo que hacía particularmente espeluznante su modus operandi:
- Engañaba a mujeres, muchas trabajadoras sexuales o bailarinas, con promesas falsas de trabajo o compañía.
- Las llevaba a áreas remotas, a veces en su avioneta, otras a pie, al bosque, al llano salvaje de Alaska.
- En algunos casos las soltaba en la naturaleza para cazarlas, utilizando un rifle semiautomático y cuchillos.
- Un punto clave fue Cindy Paulson, de 17 años, quien logró escapar en 1983. Su testimonio fue decisivo.
El colapso del silencio
El arresto llegó después de que el testimonio de Paulson y vigilancia policial permitieran obtener órdenes de registro. En su casa e instalaciones se encontraron joyería perteneciente a víctimas, un mapa aéreo marcado con “X” que coincidía con sitios donde cuerpos habían sido hallados, armas ocultas.
Fue condenado en 1984 a 461 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional. Se le imputaron formalmente algunos asesinatos específicos, pero admitió haber matado al menos 17 mujeres.
Ecos de lo no resuelto
Aunque muchas tumbas fueron descubiertas tras confesiones y guía de Hansen, algunas marcas en aquel mapa nunca fueron totalmente esclarecidas. Hay víctimas cuyos cuerpos no se hallaron, identidades que permanecen desconocidas. Eklutna Annie es el caso más conocido: asesinada hacia finales de los setenta, su cuerpo fue hallado, pero aún no se sabe quién era.
Fin del ciclo
Robert Christian Hansen murió el 21 de agosto de 2014, a los 75 años, de causas naturales. Estaba en un hospital en Anchorage.
Reflexión al borde del bosque
Lo que hace que el caso de Hansen infunda tanto horror no solo es la cantidad de vidas que arrebató, sino cómo las convirtió en presas; cómo ocultó su monstruosidad en lo cotidiano; lo que dejó sin resolverse; y cómo algunos de sus crímenes solo salieron a la luz por la valentía de quienes escaparon, no por el sistema. Sigue siendo un recordatorio terrible de que la maldad puede ocultarse tras el panadero de al lado… y que la justicia muchas veces depende de quienes se atreven a gritar antes de que el viento del bosque los silencie.

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