
Washington, D.C. – Pocos imaginarían que uno de los pilares de la política agrícola de Estados Unidos es… el queso. Desde 1949, el gobierno estadounidense ha mantenido un programa especial para estabilizar los precios de la leche y proteger a los productores: el Milk Price Support Program.
El mecanismo funciona de manera sencilla pero estratégica. Cuando existe un exceso de producción de leche que amenaza con desplomar los precios en el mercado, el gobierno compra ese excedente, lo transforma en queso y lo almacena en instalaciones de reserva. El objetivo es evitar una sobreoferta que afecte los ingresos de los agricultores y, al mismo tiempo, garantizar un suministro estable de productos lácteos en el país.
Actualmente, las reservas alcanzan niveles históricos. De acuerdo con reportes oficiales, en 2024 se contabilizan más de 1.4 mil millones de libras de queso almacenadas en distintas instalaciones, entre ellas un enorme complejo subterráneo en Springfield, Misuri, conocido popularmente como “la cueva de queso”. Este espacio subterráneo fue adaptado como bodega de conservación debido a sus condiciones naturales de temperatura y humedad, ideales para el resguardo de lácteos a gran escala.
Aunque para algunos pueda sonar insólito que el gobierno guarde semejante cantidad de queso bajo tierra, especialistas en política agrícola destacan que este sistema ha servido como un “amortiguador” económico para el sector lechero durante décadas. Sin embargo, también ha generado debates sobre el costo fiscal de mantener semejantes reservas y sobre si la estrategia debería modernizarse ante los cambios en los hábitos de consumo y la creciente competencia internacional.
Lo cierto es que, mientras la mayoría de los estadounidenses disfruta de un sándwich o una pizza, una parte considerable del queso en el país permanece bajo resguardo oficial en cuevas y almacenes, como un curioso símbolo de la relación entre la política agrícola y la mesa de los consumidores.
