
Florida, finales de los 80. En un mundo dominado por asesinos en serie hombres, el caso de Aileen Wuornos destacó no solo por su brutalidad, sino por el trasfondo de miseria y abuso que marcó su vida. Apodada por la prensa como “la primera asesina serial femenina moderna de Estados Unidos”, su historia desató un debate entre víctima y victimaria.
Una vida marcada por el abandono
Nacida en 1956 en Míchigan, Wuornos creció en un entorno de pobreza, abandono y violencia. A los 11 años ya estaba en la calle, prostituyéndose para sobrevivir. Esa infancia rota moldeó una personalidad conflictiva que más tarde se convertiría en el rostro de un caso criminal histórico.
El rastro de los asesinatos
Entre 1989 y 1990, Wuornos asesinó a siete hombres en distintas carreteras de Florida. Ella sostenía que los mató en defensa propia, tras intentos de violación mientras ejercía la prostitución. Sin embargo, las escenas del crimen mostraban ejecuciones con disparos a corta distancia que la incriminaban como asesina fría y calculadora.
El juicio que dividió a la opinión pública
Arrestada en 1991, su caso fue seguido por medios de todo el país. Algunos la veían como una víctima de una vida marcada por la explotación; otros, como una depredadora que mataba por dinero. En 1992 fue condenada a la pena de muerte.
El final de Aileen Wuornos
El 9 de octubre de 2002 fue ejecutada mediante inyección letal. Sus últimas palabras fueron tan extrañas como inquietantes: aseguró que regresaría “con Jesús en una nave espacial”.
Entre la víctima y el monstruo
La historia de Aileen Wuornos expuso la delgada línea entre las cicatrices de una vida llena de abusos y la brutalidad de una criminal. Su figura fue retratada en la película Monster (2003), que le valió un Óscar a Charlize Theron, y sigue siendo recordada como un caso donde la tragedia y el terror se mezclan.
Encuentra los siguientes historia el día de mañana a las 7:00 P.M. 
