
Colombia, 1990s. Entre calles polvorientas y pueblos olvidados, un hombre con apariencia común escondía el rostro del mayor asesino en serie de Latinoamérica: Luis Alfredo Garavito, conocido como “La Bestia”. Sus crímenes estremecieron al mundo entero por la magnitud y la crueldad con que fueron cometidos.
Un depredador disfrazado de amigo
Garavito cazaba principalmente a niños y adolescentes de familias humildes. Se disfrazaba de sacerdote, vendedor ambulante o trabajador social para ganarse su confianza. Una vez aislados, los sometía a abusos atroces, torturas y finalmente los asesinaba con extrema violencia.
La cifra del horror
En 1999 fue capturado y confesó haber asesinado a más de 170 menores, aunque las investigaciones oficiales lo vinculan con más de 200 víctimas. Su método siempre era similar: seducción, sometimiento y una muerte cruel. La magnitud de su confesión lo convirtió en uno de los peores asesinos seriales de la historia.
Condena histórica
Fue sentenciado a más de 1,800 años de prisión, aunque la legislación colombiana limitó su pena efectiva a 40 años, lo que provocó indignación social. En prisión, intentó proyectar una imagen de arrepentimiento, pero nunca dejó de ser recordado como el depredador que marcó a un país con miedo y luto.
Un nombre imborrable
Luis Alfredo Garavito murió en 2023 en un hospital bajo custodia. Aun así, su nombre permanece como una cicatriz en la memoria colectiva de Colombia y del mundo: el recordatorio de hasta dónde puede llegar la monstruosidad humana.
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