Los Ángeles, 2013. El Hotel Cecil, ubicado en el centro de la ciudad, ya tenía una reputación oscura: suicidios, asesinatos y hasta la estadía de asesinos seriales como Richard Ramirez, el “Acosador Nocturno”. Pero la historia que lo colocó en el mapa mundial del misterio fue la de Elisa Lam, una joven estudiante canadiense de 21 años cuyo destino quedó atrapado en las sombras de ese edificio.
El video inquietante
El 31 de enero de 2013, Elisa fue vista por última vez en un ascensor del hotel. Las cámaras de seguridad captaron un comportamiento extraño: presionaba múltiples botones, miraba hacia afuera como si alguien la persiguiera, y hacía gestos extraños con las manos. Poco después, desapareció sin dejar rastro.
El hallazgo macabro
Semanas después, los huéspedes comenzaron a quejarse del agua: salía oscura y con mal sabor. Al revisar los tanques en la azotea, los trabajadores encontraron el cuerpo de Elisa flotando en uno de ellos. El acceso al lugar estaba restringido y requería llaves especiales, lo que hizo aún más misteriosas las circunstancias.
Una explicación incompleta
Las autoridades dictaminaron que la causa de la muerte fue un “accidente por ahogamiento”, agravado por un trastorno bipolar que padecía la joven. Sin embargo, las dudas persistieron: ¿cómo llegó sola al tanque?, ¿por qué se comportaba así en el video?, ¿había alguien más con ella?
Un hotel marcado por la muerte
El caso de Elisa Lam reavivó la oscura fama del Hotel Cecil, escenario de más de una docena de muertes desde su inauguración en 1927. Hoy, para muchos, es un lugar maldito, un edificio donde la tragedia y lo paranormal parecen caminar juntos en cada pasillo.
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