Austria, 1990s. En apariencia, Jack Unterweger era un hombre rehabilitado: escritor, poeta y periodista que incluso daba charlas sobre la reinserción social. Pero detrás de su imagen de intelectual respetado se ocultaba un asesino en serie que utilizaba su fama para continuar con sus crímenes.
Un pasado oscuro
En 1974, Unterweger fue condenado por estrangular a una joven con el sostén de ella misma. En prisión comenzó a escribir poesía, obras de teatro y una autobiografía que lo convirtieron en símbolo de la “rehabilitación”. Gracias a la presión de intelectuales austríacos, fue liberado en 1990 tras 15 años de cárcel.
El monstruo regresa
Poco después de recuperar su libertad, comenzaron a aparecer mujeres asesinadas de la misma manera: estranguladas con sus propios sujetadores. Unterweger, mientras tanto, escribía artículos sobre prostitución y hasta colaboraba con la policía en reportajes sobre los crímenes. Nadie sospechaba que el periodista era el asesino.
Captura y condena
Finalmente, en 1992 fue arrestado en Estados Unidos y extraditado a Austria. En 1994 fue declarado culpable de 9 asesinatos, aunque se cree que pudo haber matado a muchas más mujeres en Austria, Alemania y Estados Unidos.
El final del “poeta asesino”
La misma noche de su condena a cadena perpetua, Unterweger se ahorcó en su celda con los cordones de sus pantalones, dejando tras de sí la imagen de un hombre que nunca se rehabilitó, sino que perfeccionó su monstruosidad bajo la máscara de un intelectual.
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