
Poema de domingo.- La noche se desliza como una larga sombra, Arriba, las estrellas, encienden la esperanza y parece que puedo tocarlas fácilmente. Hace tiempo que brilla una llama en mi pecho, y aunque intento apagarla, su luz se ha vuelto hoguera. Hoy quiero confesarlo: Cuando la voz nocturna de la sierra me arrulla, cuando la luna inmensa emerge lentamente trazando en la distancia el perfil milenario del Bakatete nuestro. Aquí, donde comulgo, donde siento que me arde la sangre como lava. Donde sé que cabalgan sobre potros de viento los fantasmas sin tregua de mis antepasados, donde me siento puro, sencillamente hombre, confieso que te amo.
Bernardo Elenes Habas
El sol
calcina la memoria.

Los textos de amores
y naufragios
se hunden
en la arena.
Cruza el verano
los rojos vendavales
del deseo.
Llega el invierno,
jugando a los silencios,
bebiéndose las sombras
de tu cuerpo.
Te busco entre las calles
somnolientas
las que contienen
nuestros pasos.
Te busco en el templo
de la tarde,
aromado con azahares,
donde entre coros
y oraciones, dejé
que te marcharas…
Te busco…
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