Durante años, los perros han sido los protagonistas indiscutibles de los estudios sobre vínculos entre humanos y mascotas. Pero un nuevo trabajo científico acaba de romper ese monopolio.

Según un estudio publicado en Humanities and Social Sciences Communications, los gatos también ejercen un poderoso efecto psicológico y social en sus dueños, especialmente en los jóvenes. Y los beneficios que ofrecen van mucho más allá de los ronroneos y las siestas compartidas.
Investigadores de tres universidades chinas analizaron el vínculo emocional entre jóvenes adultos y sus gatos, y descubrieron que esta conexión no solo genera afecto o compañía: también promueve habilidades emocionales esenciales como la empatía y la regulación emocional, dos ingredientes clave para sentirse socialmente apoyado y conectado con los demás.
En otras palabras, cuanto más apegado está un joven a su gato, más fácil le resulta comprender a otros, gestionar el estrés y construir redes de apoyo humano más sólidas.


























































