Aunque Utqiagvik es uno de los ejemplos más conocidos de la noche polar, no es la única comunidad que pasa semanas sin ver el sol. Este fenómeno afecta a varias localidades situadas por encima del Círculo Polar Ártico, con duraciones variables según la latitud.

La noche polar ocurre porque la Tierra tiene un eje inclinado unos 23,5 grados respecto a su órbita. En invierno, el hemisferio norte se orienta de tal forma que los rayos del sol no llegan a las regiones más cercanas al Polo Norte, lo que provoca días e incluso meses en los que el astro nunca aparece en el horizonte.
En Utqiagvik, la oscuridad se prolonga por casi 65 días, pero otras ciudades viven experiencias similares. En la península de Kola, en Rusia, la ciudad de Murmansk, ubicada alrededor de los 69 grados de latitud norte, pasa por lo menos 40 días al año sin salida de sol.
Durante estos periodos, los habitantes dependen de luz artificial para sus actividades diarias y, aunque suele haber algo de resplandor crepuscular, la falta de luz solar directa puede afectar el estado de ánimo y la salud mental. A cambio, el cielo ofrece espectáculos naturales únicos, como intensas auroras boreales, que se han convertido en parte esencial de la identidad de estas comunidades árticas.
























































