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✨ LA TEORÍA DE LA SILLA ✨

Hay mesas que no eliges.

Mesas donde se supone que tu lugar existe desde siempre.

Mesas que llaman “familia” “amigos”.

Y cuando todo es sano, no tienes que pedir nada:

te hacen espacio, te sacan una silla,

te miran y saben que perteneces.

Pero a veces no es así.

A veces, incluso en esas mesas,

te dejan de pie.

Te hacen sentir invitado, no parte.

Te observan como si tu lugar fuera provisional

o como si tu valor tuviera que probarse una y otra vez.

Y ahí es donde uno se confunde.

Porque intentas aguantar.

Intentas ganar un lugar que creías tuyo.

Te encoges, callas, justificas…

todo por no incomodar.

Hasta que entiendes algo esencial:

Si tienes que suplicar por una silla,

aunque sea en la mesa “correcta”,

entonces esa mesa dejó de serlo.

Nadie debería demostrar su valor

para pertenecer a lo que por origen y amor debería ser natural.

Cuando entendí eso, dejé de pedir permiso.

Y con eso, recuperé la paz.

Este es el recordatorio:

no te quedes donde tu presencia incomoda.

No luches por mesas donde tu silla siempre falta.

Incluso cuando duela alejarse.

✨ TU SILLA EXISTE ✨

Y también existe la mesa donde no tendrás que explicar quién eres.

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