Sleepy Hollow, Nueva York, siglo XIX. En un valle envuelto por la niebla y rodeado de bosques tenebrosos, nació una de las leyendas más célebres de la tradición estadounidense: la del Jinete sin Cabeza, un espectro que vaga en busca de su cabeza perdida, montado en un caballo negro como la noche.
La leyenda de la guerra
Según los relatos, el jinete fue un soldado alemán que perdió la cabeza por el fuego de un cañón durante la Guerra de Independencia. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Sleepy Hollow, pero su espíritu jamás descansó. Desde entonces, se dice que sale cada noche, blandiendo una espada y buscando su cabeza perdida.
El encuentro con Ichabod Crane
La historia más famosa fue narrada por Washington Irving en La leyenda de Sleepy Hollow (1820). En ella, Ichabod Crane, un maestro supersticioso, regresa una noche tras una fiesta y se topa con el aterrador jinete. Perseguido hasta un puente, ve cómo la figura espectral lanza su propia cabeza hacia él antes de desvanecerse en la oscuridad.
Un mito que se mantiene vivo
El Jinete sin Cabeza trascendió el papel y se convirtió en parte de la cultura popular, apareciendo en películas, series y celebraciones de Halloween. Para muchos, no es solo una invención literaria: en Sleepy Hollow, aún hoy hay quienes aseguran escuchar los cascos de un caballo en las noches de luna llena.
El cabalgar eterno
Más que una simple historia, el Jinete sin Cabeza se ha convertido en símbolo del terror gótico: un espectro que nos recuerda que algunos muertos no descansan, y que en la penumbra de los bosques siempre puede haber alguien acechando.
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