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Primero hay que elegir los mangos, pues al estar en temporada se pueden encontrar en muchos mercados de México. Solo debes checar aquellos que se luzcan todavía verdes (si es que deseas comerlos días después) o, bien, identificar los maduros por su tono naranja brillante casi rojo o amarillo intenso (dependerá de la variedad).

Pero si no te convence, puedes optar por aquellos más firmes, con aroma dulce intenso y piel tierna al tacto y, que al presionarlos, no se encuentren demasiado duros.

Para almacenar los mangos verdes solo requieres colocarlos dentro de una bolsa de papel y ponerlos en un sitio cálido de tu hogar como la cocina, ahí madurarán a lo máximo en dos o tres días.

Aunque si prefieres tenerlos a temperatura ambiente pueden tardar hasta una semana en madurar completamente.

Si piensas guardar aquellos mangos maduros, te sugerimos hacerlo en el refrigerador, ya que ahí pueden durarte hasta dos semanas. Incluso, puedes secarlos o congelarlos para después saborearlos.

Otra opción al almacenar mangos en casa es congelarlos y para esto solo requieres mangos crudos, pelados y cortados; espolvorea azúcar a la pulpa y revuelve hasta que se derrita y se mezcle con el jugo. Introduce a un tupper y cierra muy bien. En este contenedor puede resistir varias semanas.

Si adquieres mangos secos, asegúrate de rehidratarlos en agua tibia durante aproximadamente cuatro horas antes de agregarlos a tu receta.

Si solo consumiste una parte del mango, introduce dentro de una bolsa con cierre hermético para que no se oxide.