Sacar las vías del tren de la ciudad.- Tema que vienen planteando desde hace años los habitantes de Plano Oriente, asentamiento que se inunda en temporada de lluvias y queda incomunicado.- Podría aprovecharse la franja que se libere como corredor, donde sería viable un centro cultural de grandes dimensiones.
Bernardo Elenes Habas
Las familias del viejo asentamiento Plano Oriente (ahora colonia Benito Juárez), vienen pugnando desde hace décadas, porque se les resuelva el problema de inundaciones inevitables durante la temporada de lluvias.
Esta colonia se constituye en la raíz de Cajeme, porque fue el espacio donde se comenzó a construir el caserío, luego del tendido de las vías del Ferrocarril Sud Pacífico desde Esperanza hacia el sur, con la perforación de un pozo y la construcción de una casa de madera que servía de oficinas a los administradores ferroviarios, que se conoció como Estación de Bandera Cajeme.
Y desde entonces -albores de 1907-, la comunidad es presa de las aguas broncas en sus calles y hasta hogares, cuando las lluvias son abundantes, como sucedió en 1948, durante la llamada “Creciente del 48”, cuando las “equipatas”, llovizna leve pero persistente, prolongó día y noche su caída, desde finales de noviembre del citado año, hasta principios de enero de 1949.
Por eso, buscan que las vías del ferrocarril que dividen la ciudad y que se convierten en dique de contención del agua que rueda desde los cerros, sean desplazadas hacia el oriente, paralelos a la desviación corretera que existe. Para que el líquido no les cierre los dos pasos a desnivel y los deje atrapados como sucede siempre.
Humberto Campos Hernández, dirigente del Club de Usuarios y Consumidores de Cajeme CUCC, apoyando a las familias del Plano Oriente, ha planteado desde hace tiempo a varias administraciones municipales, la alternativa de bien común que significaría remover las vías, ya que más de 80 mil personas que radican en ese sector se verían beneficiadas, aunado a que se interconectaría la circulación de la ciudad hacia el oriente, por las calles Náinari, Allende, Hidalgo, Guerrero, No Reelección, Zaragoza y 6 de Abril, previéndose dejar libre un corredor de más de 20 hectáreas desde el bulevar Elías Calles a la Náinari, espacio que sería propicio para un centro cultural de grandes dimensiones con museo, sala de exposiciones, teatro y otras obras…
De lograrse, sería sin duda un paso histórico en la transformación de Cajeme. Se les haría justicia a las familias de Plano Oriente. La ciudad ya no estaría dividida por las paralelas del ferrocarril, y se aprovecharía la franja liberada para poner alas al despegue cultural y artístico del municipio.
El alcalde Javier Lamarque no es ajeno a esta problemática. Ya sopesa las alternativas para medir los pasos a dar, considerando que habría que negociar con la empresa privada Ferromex, y buscar el apoyo de los niveles de Gobierno Estatal y Federal.
Ya existe un antecedente en Nogales, donde el gobernador Alfonso Durazo, siendo candidato, recibió el planteamiento de habitantes de ese municipio para que se remuevan las vías que cruzan la ciudad y que se constituyen en peligro latente, para enviarlas a la periferia. Es un tema que aún no se concreta, pero que de hecho tiene mucho significado de justicia social para los habitantes de comunidades que sufren esos problemas, como los del viejo Plano Oriente…
Le saludo, lector.
