
Poema de domingo.- Llueve, y en los cristales, se alargan las miradas. Los suspiros se quiebran contra el húmedo día y la orfandad se siente detrás de las ventanas. La lluvia moja triste mi corazón de tierra, un viento espeso y frío sacude la mañana, y los viejos fantasmas desfilan por la acera. Una canción antigua desgrana sus ternuras, nacidas de profundas y roncas soledades, reavivando las penas, encendiendo las dudas. El tiempo pasa artero sin pedir ni dar tregua, la lluvia hiere, muerde, ensombrece las almas, y aparece la noche con su guitarra dura…
Bernardo Elenes Habas
Yo sé que no es oficio
ser un bandolero
de los sueños.
Soltar por los caminos
de la vida
parvadas de poemas
solitarios
una mañana,
anidan en el pecho
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de los seres,
o despiertan rencor,
envidias, saña…
Yo sé que no es oficio
pararse en la mitad
de nuestro tiempo
y gritar a plena voz,
con la palabra limpia,
señalando errores,
injusticias…
Yo sé que no es oficio
tener ideas,
convicciones,
saber de compromisos
con la historia,
ser consecuente
una y diez veces…
hasta siempre.
Por ello, declaro
al pie de mis principios,
que a lo anterior
me dedico por conciencia,
por vocación
a las manos de mi pueblo,
pero mi oficio es andar
coleccionando noches,
tomar por asalto madrugadas
para dejar en tu alcoba
y en tu piel
mi aviso temerario
de que te amo…
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