Al empezar el año, usted debe ser el arquitecto de su propio destino.- Sin esclavo a quien mandar ni amo a quien obedecer, decía Luciano, el filósofo yaqui-mayo, del mundo.- Tiempo para elevar la mira y evitar que el tejido del odio y la polarización humana se extienda como tormenta amarga…
Bernardo Elenes Habas
¿Cómo no desear que todos se conviertan en arquitectos de su propio destino y construyan un año 2023 positivo, con actitud crítica donde prevalezca la inteligencia, no los odios, no las pasiones enfermizas, no los fanatismos ciegos, sino el bien común, la verdadera justicia social?
¿Cómo no aceptar que vivimos tiempos diferentes, donde la tecnología ha rebasado a generaciones anteriores; adelantos que, debe reconocerse, jamás superarán a quienes mantienen los datos duros de sus vivencias, las historias de las que fueron testigo o aprendieron de sus mayores, y que se constituyen en el bagaje humano irrenunciable, sincero, noble?
¿Cómo no sentir como propios los valores que prevalecen en el alma limpia de la juventud, la que tiene respeto a la vida, la que estudia, trabaja, construye y coloca sus anhelos sobre el puente por el que se pueda alcanzar la dimensión del Hombre Nuevo, rechazando los tortuosos senderos de las drogas y repudiando convertirse en asesino de sus propios hermanos?
¿Cómo no reconocer que nuestra esencia, nuestros genes, nuestro polvo de estrellas es de antes, es de ahora, será de mañana, porque traíamos, traemos y traeremos un lucero en las manos para que ilumine los caminos de los sueños creativos, de la justicia sin distingos, legitimando la sencillez, la humildad, el amor al prójimo, sin el odio maldito que ahora subsiste y que provoca la barbarie con crímenes horrendos, pero también con el uso perverso de las redes sociales para inocular veneno, ácido con el que se busca construir ambiciones personales y de grupos sedientos de poder en la vida social y política, pretendiendo conducir rebaños de conciencias, cuando debiera reconocerse que el verdadero luchador permite a todos, sin distingos, que determinen y construyan sus propios senderos?
¿Cómo no reconocer el corazón de tierra, agua y viento, de la gente que piensa, sueña, construye y no carga en su sentimiento el germen de la ambición maldita. No prostituye su palabra. Sus ideales. Su horizonte de luz. Que puede mirar de frente, a los ojos, ahora y siempre, sin tener sellos, sin aceptar consignas, como solía decir Luciano, el filósofo yaqui-mayo, del mundo, mi hermano: sin esclavo a quien mandar, ni amo a quien obedecer?
Le deseo, pues, el año 2023 que usted determine construirse…
Le saludo, lector.
