Toño Astiazarán, sabe para qué son los cargos públicos.- Cuando el PRI le cerró las puertas para seguir sirviendo, no se cruzó de brazos, sino que se puso a trabajar, convirtiéndose en oferta política.- Poco a poco transforma la capital del estado, por eso en el sur de Sonora aprecian su labor.
Bernardo Elenes Habas
El alcalde de Hermosillo, Antonio Astiazarán Gutiérrez, demuestra con creces el por qué su decisión tozuda de permanecer en el quehacer político, no en los entramados de partidos, sino en los núcleos exactos desde donde puede servir.
Sin duda el PRI, en el momento aciago cuando le cerró las puertas al Toño, siguiendo la egoísta tradición de medir con la vara del “tanto tienes tanto vales”, para elegir candidatos, perdió un cuadro valioso, que lo mismo sabía cargar pancartas, organizar rutas de campañas triunfadoras, y lo mejor: jamás olvidar al pueblo cuando se llega a un cargo público.
Está demostrando en la alcaldía de Hermosillo, para qué son los puestos de elección popular, rescatando en muchos aspectos físicos, sociales y culturales el alma de una comunidad que fue largamente olvidada por funcionarios ensombrecidos o folclóricos que creían que cualquiera puede ser político, pero recibiendo la lección de que muy pocos se convierten en verdaderos servidores públicos y se convierten en referentes de la memoria popular.
Lleva paso firme Astiazarán Gutiérrez en su programa de rehabilitación de calles, sin desatender sus proyectos de sembrar la semilla de las energías limpias, y metiéndole ganas a los ámbitos de educación, salud, cultura. En el sur de Sonora reconocen el trazado que va marcando su devenir como alcalde y lo alientan a que siga demostrando que cuando se tiene vocación de servir no importan los partidos, sino abrir nuevos horizontes para los pueblos. Por eso no lo pierden de vista.
Le saludo, lector.
