En medio del frío glacial de -30°C en el oeste de Canadá, la población buscaba refugio en la calidez de sus hogares; sin embargo, un grupo de ladrones encontró en la temperatura congelante la oportunidad perfecta para un robo audaz y poco común, pues su prioridad fue llevarse un oso polar disecado.
Aprovechando la cancelación del paso de las patrullas de seguridad debido al clima, los ladrones entraron en un hotel ubicado al norte de Edmonton, cortaron cables de acero y, desafiando el hielo, arrastraron su botín: un oso polar disecado de 500 libras; es decir, más de 200 kilos de peso y desde ese entonces no se tiene ningún datos de lo que ocurrió o del lugar al que fue llevado.
El personal del Lily Lake Resort, cerca de Legal, Alberta, a 48 kilómetros al norte de Edmonton, informó a la policía montada de Canadá sobre el robo el 22 de enero. Según Wanda Rowe del Lionsheart Wholeness Centre, este robo tuvo que ser meticulosamente planificado, pues los ladrones notaron que a pesar de que el resort cuenta con seguridad permanente, no hay cámaras de vigilancia.
Los ladrones del oso dejaron atrás un bisonte, un buey almizclero y un puma disecados, eligiendo en su lugar al imponente oso, conocido como Harry. La policía ha solicitado a los residentes estar atentos a cualquier intento de venta del oso en línea. Para dimensionar el valor de la pieza, un oso polar montado de tamaño similar cuesta cerca de C$30,000. La desaparición forzada de Harry añade este robo a una lista de hurtos insólitos en el país; en 2019 se robaron 30,000 litros de agua de iceberg en Newfoundland y, en 2014, un gran botín de jarabe de arce fue sustraído de una reserva estratégica global en Quebec.
