“Ser poeta es tener un arcángel sonámbulo navegando los ríos de las venas”, gritaba con verbos ciclónicos el juglar español Manuel Pacheco, construyendo su visión del mundo para valorar las luces de poeta y poesía. Y, ante esa búsqueda eterna para encontrar el significado de un oficio del alma, yo me declaro culpable de no haberlo logrado, remitiéndome a expresar con humildad que la definición de Poesía, es Poesía, porque se vive y se bebe como agua o como vino…
Bernardo Elenes Habas
Su nombre es Carlos,
corre por sus venas
la sangre azul de los poemas.
En su piel, cada surco de tiempo
y de vivencias,
narran el horizonte de su vida,
el río fabuloso de las letras,las montañas de historia
rejuveneciendo su palabra.
Su nombre es Carlos,
sembró su parcela de sueños
en Cajeme
y traspuso los linderos
del silencio;
recorrió su Patria
como minero enfebrecido
buscando el filón
de las memorias,
luego hurgó en otros
continentes, siempre llevando
un libro bajo el brazo,
dispuesto a anotar
en su libreta
los primeros y los últimos
rayos de sol
de pueblos y ciudades.
Su nombre es Carlos,
construye siete décadas
con tinta, linotipos
y computadoras,
escuchó las voces
de Jacinto, Danzós,
El Machi, Vicente
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y Bernabé, descifró
los enigmas de Fidel
el de la CTM,
entrevistó estatuas,
recibiendo en sus manos
el discurso eternizado
de los bronces;
resembró la biografía
de Sonora,
la semilla prodigiosa
de la plástica, la música,
el oleaje donde vibra
el arte literario.
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Su nombre es Carlos,
navega sin límites
el mar del Periodismo
y sigue dando luz
al alma de Sonora.
Su nombre es Carlos,
sí, Carlos Moncada,
y soy su amigo.
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