Desmayarse por ver sangre es algo normal, aunque no a todo el mundo le pasa. El fenómeno de desmayarse al ver sangre se llama ‘síncope vasovagal’, una de las causas más comunes de desmayos y ocurre cuando el cuerpo reacciona de manera exagerada a ciertos estímulos. No obstante, este fenómeno es una respuesta fisiológica común, que aunque puede ser desagradable, suele ser benigna y manejable con algunas estrategias preventivas.
“Algunos de ellos pueden ser situaciones externas como la visión de sangre, o las emociones fuertes. Otros eventos en los que puede presentarse son el dolor intenso. Esta situación es desencadenada por una respuesta del sistema nervioso ante dichos estímulos, que causa una disminución brusca de la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que reduce el flujo de sangre al cerebro y provoca la pérdida temporal del conocimiento”, afirma en una entrevista con Europa Press Infosalus la doctora Efigenia Faña, de la Unidad de Medicina de Familia del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario de Madrid.
La doctora Sabrina Maldera también forma parte de esta unidad y subraya que el síncope vasovagal es relativamente común. “Aunque puede ocurrir a cualquier edad, es más frecuente en adolescentes y en jóvenes adultos. Algunas veces también se presenta en embarazadas”, mantiene.
Posiblemente, esta doctora subraya que, entendiendo que a estas edades el sistema cardiovascular suele ser altamente competente, una respuesta a este tipo de estímulos puede producir cambios en la tensión arterial o la frecuencia cardiaca de forma más rápida, lo que condiciona una reducción de flujo en menor tiempo y, por consiguiente, la aparición del síncope. “No existe una diferencia clara en cuanto al género, aunque algunos estudios sugieren que puede ser ligeramente más frecuente en mujeres”, apostilla esta doctora.
A su vez, la doctora Natalia Cárdenas, coordinadora de Urgencias del centro sanitario, indica que el síncope vasovagal ocurre cuando el sistema nervioso autónomo (que controla funciones involuntarias como la presión arterial y el ritmo cardíaco) responde un estímulo: “El nervio vago, que está involucrado en la regulación del corazón y de la presión arterial, se activa de manera excesiva, lo que provoca por un lado vasodilatación, o dilatación de los vasos sanguíneos, que baja la presión arterial; y por otro lado, una bradicardia, o ritmo cardíaco lento, que reduce la capacidad del corazón para bombear sangre al cerebro. Esta combinación de factores provoca una disminución del flujo sanguíneo al cerebro, lo que lleva al desmayo”.
Pero es que, además de la visión de sangre, la doctora Efigenia Faña, de la Unidad de Medicina de Familia del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario de Madrid, recuerda que otras causas comunes de síncope vasovagal incluyen:
- Estrés emocional o miedo intenso.
- Estar de pie por largos periodos, especialmente en ambientes calurosos.
- Deshidratación o ayuno prolongado.
- Dolor físico intenso.
- Realización de esfuerzo físico después de haber estado quieto mucho tiempo.
- Tensión o esfuerzo excesivo durante una evacuación (síncope miccional o defecatorio).
- Embarazo (Por los cambios que se generan durante la gestación en la circulación materna)
¿Cuánto tiempo dura un síncope vasovagal?
Una de las principales dudas que rondan a este fenómeno es su duración y cómo puede averiguarse. “El síncope vasovagal generalmente ocurre de manera rápida, aunque algunos síntomas pueden preceder al desmayo, como: mareos o vértigo; sudoración fría; náuseas; visión borrosa o en túnel; y la debilidad”, detalla esta doctora. En concreto, estas expertas de la Unidad de Medicina de Familia del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario de Madrid sostienen que el episodio de pérdida de conciencia dura de unos segundos a pocos minutos y, en la mayor parte de los casos, el individuo se recupera por completo una vez que se normaliza la circulación sanguínea al cerebro.
“Usualmente no hay complicaciones tras el episodio, a menos que éste haya generado un traumatismo en alguna zona puntual al momento de producirse. Hay algunos casos que pueden presentarse sacudidas convulsivas que acompañan al síncope, pero que no tienen una duración prolongada. Cesan sin posterior dolor muscular residual de quien los presenta”, agrega por su parte la doctora Maldera.
¿Se puede prevenir un desmayo?
En este contexto, esta especialista mantiene que es posible reducir el riesgo de un síncope vasovagal a través de las siguientes estrategias:
Evitar estímulos: Si la persona sabe que ver sangre o heridas puede provocarle un desmayo es útil que evite o limite la exposición a esas situaciones; en caso de necesitar dicha exposición (agujas) puede previamente comentarlo para que se tomen medidas de precaución previas a la realización de pruebas.
Controlar la respiración: Respirar lenta y profundamente puede ayudar a prevenir el desmayo al reducir la ansiedad y estabilizar la presión arterial.
Acostarse o sentarse: Si se sienten los síntomas de un síncope inminente es útil acostarse con las piernas elevadas o sentarse para prevenir una caída.
Si estas personas quisieran ser donantes de sangre, tal y como afirma la doctora Natalia Cárdenas, lo primero que deben hacer es documentarlo en el centro en donde van a ser donantes para que se tomen las medidas previas respectivas y evitar la situación, o bien reducir los riesgos que pueda desencadenar el síncope.
“Además de ello también se puede sugerir una hidratación correcta antes de la donación, dado que estar bien hidratado puede ayudar a prevenir la caída de la presión arterial; seguir técnicas de distracción, como evitar mirar la aguja o la sangre y enfocarse en la respiración o en hablar con el personal puede reducir la ansiedad; al tiempo que aplicar tensión en las piernas o glúteos mientras se dona puede prevenir una disminución de la presión arterial”, agrega esta experta del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid.
En última instancia, y en opinión de la doctora Efigenia Faña, un dato interesante es que el síncope vasovagal, aunque incómodo, no es peligroso por sí mismo: “Sin embargo, en situaciones donde las caídas pueden causar lesiones graves (como al conducir o manejar maquinaria pesada) debe prestarse especial atención. Aunque es una patología de carácter benigno en la mayor parte de los casos, y que no se suele acompañar de complicaciones, sí requiere de un estudio cuando dichos episodios son a repetición o se producen en personas mayores y/o se acompañan de datos de alarma”.