
Lo que comenzó como una tendencia divertida en TikTok se está convirtiendo en un riesgo laboral para muchos. Bajo el hashtag #EscuchoPeroNoDespido, empleados de distintas partes del mundo participan en una dinámica donde confiesan errores cometidos en el trabajo, mientras sus jefes prometen frente a cámara no tomar represalias. La frase que da pie al juego: “Escucho, pero no despido”, se ha vuelto viral… pero con consecuencias serias.

En los videos, el jefe aparece en primer plano, seguido por las confesiones de los empleados, que revelan desde errores inofensivos hasta acciones que pueden constituir faltas graves. Aunque muchos lo hacen en tono de broma, varios casos han terminado con despidos, denuncias e incluso repercusiones legales.
Uno de los casos más comentados fue el de una trabajadora que admitió haber alterado una factura. Su jefa no solo despidió a la empleada, sino que también afirmó en redes haber reportado el hecho a las autoridades. Otro caso involucró a una empleada que confesó llevarse mercancía sin pagar, lo que también resultó en su despido inmediato.
La tendencia, que ha acumulado millones de vistas en países como México, Argentina, Paraguay y Estados Unidos, pone en evidencia los límites entre la cultura digital y el entorno profesional. Aunque algunas pequeñas empresas han adoptado este formato para “acercarse” a sus equipos, especialistas en comunicación organizacional advierten que este tipo de dinámicas puede tensar las relaciones laborales y reflejar prácticas jerárquicas poco saludables.