
Agita lenguas líquidas el mar atormentado. Arde sobre cubierta mi corazón marino. Despedazan mis manos el filo de las olas, me tritura la noche, me bebo sus relámpagos alumbrando raíces de ardientes geologías, buscando el sitio exacto donde hundieron sus anclas las primeras palabras…Con bramidos nocturnos desgarra el mar mi piel, me diluyo en el viento sin pedir ni dar tregua. Soy la herida sangrante que sufre el horizonte. La lluvia de mis sueños se convierte en distancia, lanzo redes al cielo, estremezco la noche que fractura mi grito; aferrado al timón domino la tormenta…
Bernardo Elenes Habas
En las entrañas roncas
donde arde la vida
canta mi voz errante.
Implora con nostalgia
al mar atormentado
borrar viejas baladas
de incesantes tormentas,
añorando crepúsculos.
Intento rescatar
con las redes del alma
Veo esfumarse el humo
antiguo de los barcos
zarpando en el silencio
oscuro de los muelles
donde mueren los sueños…
Presiento que amanece.
La lluvia fría muerde
el muro de las sombras,
desgasta sus laderas,
abre heridas de piedra
donde sucumbe el tiempo.
Amanece.
Las raíces del agua
no trascienden la sangre,
no fractura las horas,
no vomita amarguras,
odio cruel, ignominia
sobre el pecho del hombre.
Amanece.
Y mi guitarra vieja
diluye sus arpegios
ramas de soles vivos
dando canta a las aves
para que un día, mañana
intenten anidar
en las gargantas ciegas
de niños taciturnos…
Amanece…
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