
En México, la patria se celebra con el corazón y con la mesa. Cada año, un calendario lleno de fiestas nos acompaña desde septiembre hasta enero, entre colores, sabores y costumbres que se han vuelto parte de nuestra identidad. Es un viaje que inicia con el Grito de Independencia y culmina con la llegada de los Reyes Magos, dejando en medio un desfile de tradiciones que nos llenan de nostalgia.
Septiembre: El mes patrio y los antojitos
El recorrido comienza el 15 y 16 de septiembre con las fiestas patrias. En plazas y casas se escuchan vivas a México y ondean las banderas. La mesa se llena de pozole, tostadas, sopes, enchiladas y, por supuesto, los emblemáticos chiles en nogada, símbolo de la temporada y orgullo de nuestra gastronomía. Todos estos platillos suelen acompañarse de aguas frescas o tequila. Es el inicio de la temporada en que la familia se reúne alrededor de la comida y la música.
Octubre y noviembre: altar, pan y cempasúchil
En octubre se sienten los primeros aires de las fiestas de muertos, que alcanzan su máximo esplendor el 1 y 2 de noviembre. Los altares con veladoras y fotografías iluminan los hogares, mientras el aroma del copal, el pan de muerto y el chocolate caliente nos envuelve. Las calaveritas de azúcar, el papel picado y la flor de cempasúchil nos recuerdan que la vida y la muerte caminan juntas en nuestra cultura.
Diciembre: posadas, luces y villancicos
La época decembrina abre paso a las posadas, donde se rompe la piñata de siete picos, se cantan letanías y se disfruta de ponche caliente, buñuelos y tamales. El 24 de diciembre, la Nochebuena reúne a las familias alrededor de la cena navideña, que varía según la región: pavo, pierna, bacalao, ensalada de manzana o nuevamente tamales. El 25, la Navidad se celebra con juegos, convivio y la entrega de regalos.
Fin de año y Año Nuevo: deseos y brindis
El 31 de diciembre marca el cierre del calendario con rituales cargados de simbolismo: comer 12 uvas al sonar las campanadas, brindar con sidra, salir con la maleta para atraer viajes, o vestir de ciertos colores según los deseos para el nuevo año. La cena suele repetir los platillos navideños, acompañados de brindis y fuegos artificiales.
Enero: la rosca y la ilusión de los Reyes
El 6 de enero llega con la tradicional rosca de Reyes, adornada con frutos cristalizados y escondiendo en su interior las figuras del Niño Dios. Acompañada de chocolate caliente, se comparte en familia, mientras los niños esperan los regalos que los Reyes Magos han dejado a su llegada.
Un legado de unión y sabor
Este ciclo festivo, que va de septiembre a enero, no es solo una sucesión de fechas, sino un reflejo de lo que somos como mexicanos: un pueblo que honra su historia, recuerda a sus seres queridos, abre las puertas al prójimo y celebra la vida con música, color y sobre todo con la comida que nos identifica.
Porque cada plato, cada tradición y cada reunión nos recuerdan que las fiestas no solo viven en el calendario, sino en la memoria colectiva que une a México generación tras generación.
