
El escenario financiero internacional refleja realidades muy distintas entre países, con tasas de interés que van desde niveles cercanos a cero hasta cifras de doble dígito. Este indicador, clave para medir la política monetaria y controlar la inflación, varía ampliamente según las circunstancias económicas de cada nación.
En la parte más alta del espectro se encuentra Turquía, con una tasa de 40.5%, seguida de Argentina, que mantiene un nivel de 29%, y Rusia, que ha fijado su referencia en 17%. Estas cifras reflejan intentos de frenar inflaciones elevadas y estabilizar sus monedas.
En América Latina, Brasil se posiciona con un 15%, mientras que México sostiene una tasa de 7.75%, buscando un balance entre el control inflacionario y el crecimiento económico.
En África, Sudáfrica mantiene una tasa de 7%, mientras que en Asia se observa una mayor diversidad: India con 5.5%, Indonesia y Arabia Saudita con 4.75%, y China con 3%, reflejando un enfoque de estímulo económico.
Por su parte, las economías desarrolladas presentan tasas relativamente más bajas. Estados Unidos registra un 4.25%, el Reino Unido un 4%, y Australia un 3.6%. En tanto, la Eurozona mantiene una referencia de 2.15%, Canadá y Corea del Sur coinciden en 2.5%, y Singapur destaca con apenas 1.11%.
En el extremo inferior del listado, Japón conserva su tradicional política monetaria laxa con una tasa de 0.5%, mientras que Suiza figura con 0%, reafirmando su papel histórico como refugio financiero de estabilidad.
Este panorama evidencia cómo cada país enfrenta sus propios retos: algunos combaten inflaciones desbordadas, otros buscan dinamizar su economía, y varios intentan mantener un delicado equilibrio entre estabilidad y crecimiento.
