
GABINETE EMPRESARIAL
Si algo ha preocupado a través del tiempo en el medio financiero y empresarial es el déficit que han presentado las finanzas públicas del gobierno federal desde siempre. Porque se entiende que el déficit fiscal es cuando los gastos del gobierno superan a los ingresos generados a través de los impuestos y otras fuentes de recaudación.
Y uno de los conceptos necesarios para lograr bajar el déficit fiscal es el aumento de los impuestos, lo que afectaría el poder adquisitivo y la calidad de vida de la población. Por otro lado, el buscar financiar el déficit mediante la emisión de dinero puede causar inflación, lo que lograría disminuir el valor del dinero, donde el objetivo ha sido siempre proteger su poder adquisitivo.
También es importante comentar que un alto déficit origina un aumento de la deuda pública, ocasionando una alta dependencia de los mercados internacionales y los organismos financieros. Este escenario puede generar desconfianza en los mercados, volatilidad económica y riesgos de crisis, donde la situación económica y social del país puede presentar complicaciones.
El remedio más efectivo es la reducción del gasto público, para lograr entrar en equilibrio entre los ingresos y los egresos que se perciben en la federación en un año fiscal.
Para economías como la de México, siempre ha sido un desafío lograr mantener el déficit fiscal en niveles mínimos, pero situaciones contingentes han hecho que en ocasiones el porcentaje aumente. Y cuando no ha sido así, el déficit de forma directa se ha convertido en deuda pública de los gobiernos, como sucede en muchos países del mundo, como Estados Unidos, China y Alemania, que siguen adelante.
Sin embargo, el mantenimiento del déficit fiscal puede ser útil también cuando se utiliza en ciertas ocasiones para financiar inversiones o estimular la economía y a la población. Hoy en día en México, el déficit fiscal del presupuesto público federal cerrará, según lo proyectado, en 5.9% para este 2024, y el objetivo del gobierno federal para el 2025 es disminuirlo a 3.5%.
En este propósito, los empresarios del país manifiestan su preocupación por la reducción del déficit público, porque dicen que eso impactará en la inversión en infraestructura pública estratégica. También reconocen la rigidez del presupuesto y el sentido de la responsabilidad hacendaria que presenta el gobierno federal, al entender perfectamente el significado del déficit público.
Pero hoy, que se busca el crecimiento y desarrollo económico del país, con las obras de infraestructura en carreteras, puertos, vías férreas, proyectos hídricos y energéticos, no es viable una reducción del déficit. Y más cuando uno de los objetivos de prioridad para todas las regiones del país es el nearshoring, que busca captar la mayor cantidad de empresas extranjeras que buscan su re-localización.
Será aquí donde el reto de las finanzas públicas federales logre alcanzar el equilibrio en la disminución que se plantea hacer o impulsar el propósito de inversión para el desarrollo nacional. Los dos objetivos se pueden lograr, siempre y cuando se realicen ajustes a las diferentes áreas de gastos del gobierno, para permitir mantener el equilibrio económico sin dificultad, como ya se ha hecho.
