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Patrimonialismo idiota

Inaudito, inédito, sorprendente y de no creerse, el que haya quienes que regateen a que en Hermosillo se realice una inversión de mil millones de pesos para la construcción de un hospital de especialidades con 170 camas censables, nueve quirófanos, 51 consultorios, resonador magnético, tomógrafo, con los apoyos de laboratorio y otras facilidades para la atención de la salud de la gente.

Residentes de exclusivas cerradas residenciales aledañas a donde se construirá el nosocomio anunciado el 23 de junio pasado por el titular de Salud, José Narro y la gobernadora Claudia Pavlovich, exigen la reubicación del proyecto porque consideran que dicha infraestructura impactará de forma negativa a la plusvalía de sus propiedades, además del mal aspecto que darán familiares de enfermos de bajo estrato social que acudan a recibir atención médica.

Inconcebible el patrimonialismo estúpido e idiota, de quienes detrás de sus amuralladas y enrejadas residencias con acceso controlado y demás artilugios para proteger sus bienes, pretendan imponer sus muy exclusivos intereses por sobre las necesidades de atención médica de miles de sonorenses, independientemente del buen o mal aspecto de sus familiares.

José Narro

Sabe en qué les pueda perjudicar el que en los alrededores del nuevo nosocomio se establezcan vendimias o como aseguran, se presente mendicidad, cuando sus residencias están aisladas del mundo en la mayoría de los casos y el máximo riesgo es que en algún semáforo cercano haya quienes les ofrezcan aseado de los cristales de sus autos a cambio de unas monedas.

Más coherente el solicitar que en el proyecto del nuevo hospital, se incluyan adecuaciones de vialidades que permitan el desfogue de la carga vehicular adicional, tanto en lo que se refiere al transporte público y de enfermos y familiares, así como el tránsito de ambulancias, quedando pendiente pactar que las sirenas de esas unidades de urgencias se apaguen de forma obligada para no lastimar los aristocráticos oídos de los residentes del área.

Sin duda, los aspectos de vialidad y tránsito, accesos y desfogues del área Bl. Colosio y Quintero Arce van empatados con el proyecto que impugnan quisquillosos ricachones y otros no tanto o simples piojos resucitados de residenciales como Campanario, Campo Grande, Casa Grande, Compostela, La Rioja, Los Lagos, Nazareo, Obispos, La Encantada, Paseo de las Misiones, Puerta Grande, Salvatierra y Villa de Parras, entre otras barriadas del rumbo y así se les informará en su momento.

Claudia Pavlovich

Pues que se habrán creído esa bola de mequetrefes que en su momento guardaron silencio y nada dijeron por el indudable impacto en el tráfico vehicular por la construcción del nuevo estadio de beisbol y que en los últimos años, máximo 20, han tolerado el que a tiro de pedrada opere el hospital psiquiátrico Cruz del Norte, cuando además por ahí ni tan lejos hay fraccionamientos francamente clasemedieros e incluso pequeñas y rústicas fincas semirurales.

La verdad que cuando nos enteramos del rechazo a ese nuevo hospital se nos figuró una vacilada o broma de muy mal gusto, pero no, porque hasta se atrevieron a firmar una carta dirigida a la gobernadora Pavlovich reclamando los exclusivismos sobre esa vasta zona de la mancha urbana capitalina, en donde sólo quieren que se desarrollen cerradas residenciales, franquicias, antros de alto nivel o que de plano sigan en calidad de baldíos las superficies por el rumbo.

Poco más de mil abajo firmantes pretenden que la inversión de mil millones de pesos para ese nuevo hospital se aplique lo más lejos posible de sus propiedades, en el marco de un creciente activismo con marcado sello panista, y Dios guarde la hora, pero la cercanía de dicho nosocomio podría ser la diferencia entre la vida y la muerte para cualquiera de ellos, porque como se sabe, su presunto alto nivel socioeconómico no los exenta de emergencias.

Insistimos, el único alegato válido y legítimo de esos exclusivistas ciudadanos es lo relativo a las vialidades y a la necesidad de adecuarlas a las nuevas necesidades, lo cual resulta totalmente obvio, en tanto que las otras argumentaciones más bien les debería dar pena divulgarlas porque sólo muestran su primitiva mezquindad y nula visión social solidaria ante un rubro tan sensible como lo es la salud.

Javier Hernández Armenta

Ya veremos la potencia de la influencia de esos personajes que se enronchan cuando otean desde sus amuralladas residencias o de sus camionetones a vendedores ambulantes, unidades del transporte público, mendigos o simplemente a personas que sufren la espera porque sane algún familiar enfermo, no quedándonos más que sugerirles que se organicen no para mandar cartitas a la gobernadora, sino para cotizarse y entre todos hacer una oferta para adquirir ese predio para poner ahí un cementerio.

Y de ser así las cosas, obligarán a que el nuevo hospital se construya en otro lugar, citándose que pudiera ser en lo que queda del Estadio Héctor Espino, con el riesgo de que también brinquen otros por esos rumbos, con similares patrimonialismos idiotas, que aleguen que les perjudicará en su calidad de vida el que haya un establecimiento que se dedique a salvar la vida de otros, cuando además, si en algún sector de Hermosillo se padece caos y exagerada carga vial, es precisamente en esa zona.

Por otra parte, sugerente la propuesta que amigo nuestro nos hace llegar ante a los riesgos que se enfrentan al transitar por la Carretera de Cuatro Carriles Estación Don-Nogales, que como se sabe, está en proceso de reconstrucción, modernización, ampliación o algo así, en incontables tramos donde ya son muy frecuentes los accidentes donde se han perdido muchas vidas.

Suponíamos que en los términos de las licitaciones ganadas por empresas constructoras, se incluía la señalización adecuada para alertar con la debida oportunidad a los viajeros sobre tantas desviaciones donde de pronto una vía de cuatro carriles se convierte en dos carriles.

Alberto Flores Chong

Obviamente si tales prevenciones se incluyen en los contratos de obra, las empresas no las cumplen, incluyendo aquellas que las debería obligar a demarcar los carriles de circulación de ida y vuelta, colocando los conocidos fantasmas que al menos desestimule los rebases irresponsables y mantenga atentos a los usuarios de la carretera.

Ante la frecuencia de las tragedias y a la luz de que al director del Centro SCT, Javier Hernández Armenta no le hacen caso, no estaría mal que le entrara a ese torito nuestro amigo Coordinador de la Unidad Estatal de Protección Civil, Alberto Flores Chong, quien seguramente encontrará el espacio jurídico para imponer medidas que protejan y den más seguridad a los miles de civiles que transitan por esta nueva edición de la legendaria carretera de la muerte.

Hace unos días hicimos ese recorrido y la verdad es que resulta un deporte extremo frente a la temeraria conducción de vehículos pesados y otros no tanto, que bien podrían ser desestimulados y más o menos sometidos con la simple colocación de esos fantasmas colorados para separar carriles en los tramos de ida y vuelta, medida preventiva que resulta inexplicable el que no se aplique, porque ni modo que cuesten mucho.

Y la mayoría de los accidentes hasta ahora se debe a la ausencia de dicha delimitación, esa misma que nos fue común observar en carreteras de estados del centro del país y en tramos de hasta de 10 kilómetros, e incluso delimitada la circulación vehicular con vallas plásticas anaranjadas, sin que tengamos la menor idea porqué en Sonora no lo hacen así.

Olga A. Grijalva Otero

Sabemos que nuestro amigo “El Beto” anda muy ocupado, pero bien podría semblantear la posibilidad de coadyuvar a que la SCT imponga su autoridad y obligue a las empresas constructoras a señalizar de forma adecuada en los tramos a su cargo, que en todo caso esa es una vertiente en la que también puede salvar vidas y bienes.

Por lo pronto, hay que tener mucho cuidado si se trata de agarrar carretera, en el marco de un tema que va para largo toda vez las prospectivas que las más alentadoras señalan que los trabajos concluirán hasta fines del año próximo, por lo que la intervención de la UEPC podría salvar muchas vidas.

Y debido a que tuvimos que lidiar con el tradicional sadismo de profesional de la odontología, no pudimos dar seguimiento al cierre de las comparecencias de aspirantes a integrar el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción, por lo que carecemos de elementos respecto a cómo le fue a la parte final de la pasarela.

Sabemos que acudió la extitular del Consejo Estatal Electoral hoy rebautizado como Instituto, Olga Armida Grijalva Otero y obvio que no tenemos idea si alguien la cuestionó respecto a aquel episodio que como presidenta del citado organismo, asignó al menos 200 millones de pesos a la empresa para los conteos rápidos y el PREP cuya propiedad resultó ser de un cercano familiar suyo, escándalo que no trascendió porque los que se enteraron fueron sujetos mediante la firma de un convenio de privacidad para garantizar la secrecía. Y lo sabemos porque no faltó quien le valiera sorbete ese convenio.

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