La cruzada contra el hambre de Peña Nieto.- En realidad esos programas deberían iniciarse en el Congreso de la Unión, con leyes y reformas justas, sin privilegios.- En la Asociación de Periodistas convivieron Terencio y Rodrigo
Bernardo Elenes Habas
Recuerdo que en enero del 2013 –a un mes de iniciado su mandato-, escogió el presidente Enrique Peña 
Nieto, el municipio Las Margaritas, Chiapas, para arrancar la cruzada nacional contra el hambre, programa sustentado en la Secretaría de Desarrollo Social, a cargo, en esos días, de la ex perredista Rosario Robles Berlanga.
Fue, pues, en un núcleo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, donde se puso en marcha, un programa incluido en los 13 ejes que anunció el presidente al tomar posesión, teniendo como objetivo acabar con la pobreza alimentaria que erosiona –ahora- a más de 28 millones de mexicanos que habitan algunos de los 400 municipios más pobres del país.
No obstante las buenas intenciones del presidente Peña Nieto, la realidad sociológica, política y económica de México, nos dice que la problemática de pobreza no es coyuntural, sino estructural.
Por ello, esa campaña debió haber marcado su inicio en el Congreso de la Unión, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en la definición de leyes claras y justas de una Reforma Fiscal capaz de demostrar la voluntad política de su Gobierno.
A pesar de que la realidad no posee palabras para debatir, sino el argumento de los hechos para demostrar lo irrebatible, el presidente Peña Nieto, manifestó en su reciente quinto informe que las políticas públicas de su Gobierno han permitido que el número de pobres y sus carencias sociales disminuyan considerablemente llevándolos a los mínimos históricos.
Y esos hechos dicen que el programa mediático y 
clientelar contra el hambre le falló al Presidente, porque carecía desde su inicio de sustentos equitativos, igualitarios, democráticos, donde no fuera el paternalismo nocivo y humillante el que se abriera paso con dádivas magras a quienes son los verdaderos propietarios del país y mandantes de los políticos.
Porque lo abrió sin la aplicación de normas claras, sin leyes creadas para cumplirse, sólo la visión mágica y temporal de un programa capaz de acarrear simpatías y agradecimiento hacia quienes ocupan el poder acaparándolo todo, y repartiendo
migajas…
El viernes anterior, los integrantes de la Asociación de Periodistas del Valle del Yaqui, que dirigen Alejandro Robles Ruiz y Eduardo Flores López, recibieron la visita de Terencio Valenzuela y Rodrigo Bours.
En esas reuniones se conjuga un interesante intercambio de ideas y proyectos, sin la solemnidad de las conferencias de prensa, sino a la altura de la confianza y la transparencia que sólo se puede lograr en una plática entre habitantes de una misma comunidad, con anhelos claros para contribuir a su mejoramiento.
Ahí, en la sede de la APVY, que por cierto acusa obras de crecimiento lo que define las 
buenas gestiones de Alejandro y Lalo, han estado ya en convivencias similares Andrés Salas Sánchez, Abel Murrieta, Rafael Delgadillo, entre otros integrantes de la clase política. Y, por supuesto, habrá más, porque dicho organismo tiene las puertas abiertas con pluralidad y respeto para quienes deseen sentarse a la mesa de los periodistas.
Terencio, empresario cajemense con múltiples simpatías entre la ciudadanía, quiere servirle al Municipio desde un escaño en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Por eso está dedicado en estos días a recolectar las más de seis mil firmas que requiere, para consolidar sus anhelos de candidato independiente al Distrito 06 federal.
Quiere, sueña y se esfuerza por ver crecer aún más a la comunidad, con cuyos proyectos ha contribuido desde el ámbito empresarial y ahora, con disposición para seguir aportando efuerzos a través de la Cámara de Diputados, forjando, promoviendo leyes que sirvan esencialmente a la gente.
Y Rodrigo, marcará registro a partir del año próximo como aspirante a una candidatura independiente por la alcaldía de Cajeme.
Tiene proyecto, ciertamente incluyente, ideas progresistas y ganas de trabajar hombro con hombro con la ciudadanía…
Le saludo, lector.
