Poema de domingo.- Los días huelen a lumbre de verano. El sol despiadado arroja sus cuchillos, cortando el alma de los sueños… Recorro, como ayer, los sitios donde dejamos las palabras. Donde cayeron las semillas del poema navegando el corazón de las guitarras… Allí están las voces de Jesús Antonio Salgado, María Gloria Carbajal, Rigoberto Badilla, Luis Alfonso Valenzuela, Daniel Delgado Saldívar, Ricardo Nieblas, José Manuel Franco, Antonio Fonseca, Carlos Alberto González Berlanga…
Allí anida el verbo, en los rincones del tiempo. Entre las paredes del auditorio de la vieja Biblioteca Pública, donde Ramón Íñiguez, Ofelia, Miguel Herrera Golarte, Luis Armas, Arnoldo Celis, preparan el escenario para que nada escape al ojo de la poesía…
Llega la lluvia. Iluminan sus relámpagos la explanada del Mercado Municipal, donde, junto a Luciano (Alejandro Román Rivera), oficiamos los “Desayunos de huevos y leche”…Pero entre el público, el inefable José Salcido Plascencia se queda esperando su platillo, hasta que Alejandro le explica, con micrófono en mano, que “los huevos son la poesía, y la leche la filosofía”… Suenan las guitarras y las voces de Panchito Acosta, de Manuel Soto y Angelina. Le cantan a la vida… Allí estás tú, jugueteando con una espiga de versos en las manos…
Bernardo Elenes Habas
No sé si hoy
escucharé tu voz
o simplemente
llegará el recuerdo,
mostrando su tristeza,
su antigua soledad
que aúlla como el viento…
La lluvia gris
desdobla la nostalgia,
miro por la ventana
un mar de sombras,
y el aletear nocturno
de los presentimientos
se introduce en mi piel,
siembra largos relámpagos
que me hacen repetir
con obsesión tu nombre,
construir la esperanza
de tu cuerpo moreno
ardiendo junto a mí,
y con mi propio fuego…
No sé si hoy
escucharé tu voz,
o simplemente
llegará el recuerdo…
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