
¿Manlio les está ganando la batalla, en silencio?.- No es un distractor ni un capricho de moda, quitar el nombre de Beltrones Rivera al bulevar de acceso a San Carlos, Nuevo Guaymas, para bautizarlo con el de un cerro; sino el pavor que les causa un personaje “al que parieron político”, como dijera alguna vez don Faustino Félix Serna.
Bernardo Elenes Habas
No se trata de un distractor ni de un capricho de moda, el hecho de haber eliminado el nombre de Manlio Fabio Beltrones Rivera al bulevar escénico de San Carlos, Nuevo Guaymas, para imponerle el de un cerro: “Tetakawi”.

(Por cierto, se mantiene la creencia generalizada de que tetakawi significa “tetas de cabra”, nada más alejado de la verdad, porque en cahita, “teta” es piedra, y kahui, cerro o monte. Es decir, su traducción es “Cerro de piedra”).
Fue en 1996 cuando a instancias de desarrolladores turísticos de San Carlos, lograron que las autoridades municipales de ese tiempo a través de cabildo, con la aprobación del cien por ciento de regidores de PRI, PAN, PRD y PT, aceptara el nombre de Manlio Fabio Beltrones para el recién construido bulevar de acceso al citado e importante núcleo de recreo y turismo, honrándolo como promotor que fue, desde el Gobierno del Estado, de tan importante obra.
Decía, pues, que no es un mero distractor, capricho o cortina de humo, tratar de borrar el nombre del exgobernador Beltrones de la memoria de los sonorenses, sino que obedece a un fundamentado proyecto encaminado a eliminar raíces vivas que podrían convertirse en consistentes referentes futuros, por el pavor que les causa un político de excepción (alguna vez don Faustino Félix Serna, quien fuera también gobernante de la Entidad, acuñó la frase centelleante de que “a ese muchacho, Manlio, lo parieron político”), quien podría reconstruir no el viejo PRI, sino darle rumbo y fortaleza a una nueva visión estructural y social de dicho instituto, reencauzando el ideal de la democracia desde Sonora hacia el país, para que existan los contrapesos necesarios en la ciencia de gobernar y se llegue a las elecciones del 2024, con piso parejo, visión de grandeza por la Patria de Juárez, para que, sin autoritarismos, sin retorcimientos de las leyes, sin recovecos oscuros que se aniden en las urnas, sea realmente el pueblo consciente y visionario (no el bueno, sabio y sometido), quien marque el rumbo que a México le urge construir.
Existen operadores, pues, que están meciendo la cuna, inicialmente desde el Municipio de Guaymas, para preparar un terreno que les urge abonar lo más pronto posible, porque en política el tiempo es oro molido, y comienzan precisamente actuando bajo estrategias aparentemente inofensivas pero sin justificación alguna: borrando desde la estructura de los cabildos, en este caso el de Guaymas, los nombres y las trayectorias de quienes, nos guste o no, son ya parte de la historia de la Entidad.
¿Si la oposición está moralmente derrotada, porqué, pues, adelantar los relojes político-sociales en Sonora, tratando de sepultar el pasado inmediato, cuando se debe abrir el campo de la competencia electoral en el futuro, para que sea la democracia participativa la que prevalezca?
Tengo la certeza de que la ciudadanía espera más de sus regidores, en Guaymas y en todo Sonora (asimismo de los integrantes del parlamento local), para que con sensibilidad social y humana valoren las grandes necesidades de sus comunidades, le apuesten al presente y al futuro de bienestar que las familias merecen, actuando sin cortapisas para que prevalezca la seguridad perdida que destila plomo y sangre y mantiene azorada a la gente; pugnen por obras de rescate profundo sobre la estructura urbana, y avizoren los nuevos tiempos preparando a niños y jóvenes, formándolos en las filas del arte, la cultura, el deporte, los valores, para que jamás se conviertan en sombras engrosando los batallones de drogadictos que deambulan lastimosamente por las calles…
Están obligados, los ínclitos regidores a hacer historia, no el ridículo… Porque cambiando nombres de calles, bulevares, colonias, eliminando estatuas, no servirá de nada para construir la paz social, el progreso compartido, la apertura a la inversión para la creación de empleos que urgen, como urge la unidad de los sonorenses y los mexicanos, sin brechas de odio que los separe…
Le saludo, lector.














































