Ni misil ni satélite de Elon Musk, lo que sobrevoló el Mediterráneo fue un bólido rozador, ‘uno entre un millón’

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La roca espacial, inferior a un metro de diámetro, entró en la atmósfera a 15 km por segundo en una trayectoria casi rasante y nadie la vio venir

Ni misil balístico, ni satélite de Elon Musk ni nada construido por el ser humano. Lo que el pasado viernes sobrevoló el Mediterráneo suscitando todo tipo de teorías no fue otra cosa que una roca espacial, un bólido rozador de un diámetro inferior al metro de longitud, motivo por el que no pudo ser detectada previamente, que entró en la atmósfera a una velocidad de 15 km por segundo e iluminó el cielo durante casi un minuto. Los astrofísicos parecen finalmente coincidir en la naturaleza del misterioso objeto, pero la historia de su breve visita a la Tierra ha estado llena de polémica.

El objeto fue visto a última hora del día en el cielo de las provincias de Gerona, Barcelona y por el Mediterráneo hasta desaparecer sobre el agua al sur de la Comunidad Valenciana. Denominado por el ICE-CSIC como SPMN290324ART, fue grabado y fotografiado por numerosos aficionados a la astronomía. En un primer momento, la Red de Investigación de Bólidos y Meteoritos (SPMN), que pertenece al Instituto de Ciencias del Espacio (ICE, CSIC) habló de la posibilidad de que fuera un “misil balístico” proveniente de Francia, lo que despertó todo tipo de especulaciones. “Actualmente barajamos dos hipótesis: un misil balístico o una reentrada”, indicó el organismo en la red social X.

“El misil era una de varias hipótesis. El 18 de noviembre de 2023 captamos en primicia el test de un misil francés y lo explicamos antes de que el departamento de Defensa francés lo interpretase como tal. Eso crea un precedente”, explica a este periódico Josep María Trigo, del ICE-CSIC, quien reconoce que estos eventos “son todo un reto”. Esta vez no ocurrió así.

El CSIC descartó la historia del misil casi 24 horas después y se decantó entonces por la “reentrada de un objeto artificial en órbita terrestre”, como podrían ser satélites o restos de cohetes espaciales. Según Trigo, el bólido lo tenía todo para ser confundido con chatarra espacial. Era “uno entre un millón”, señala. Su trayectoria rasante, que fue captada en vídeo, duró casi un minuto, lo mismo que la reentrada de un satélite. Además, era similar a la que podía presentar un tipo de satélites de alta inclinación.

Lo que Trigo y su equipo rechazaron “desde el minuto uno” es que se tratara de un artefacto de Starlink (la constelación del multimillonario Elon Musk), como habían comunicado las Fuerzas Aéreas de Alemania. “Esa noche no había prevista ninguna (reentrada de Starlink) y menos sobre España. Había una la noche anterior y la noche posterior, pero en lugares muy alejados. Esa información era incorrecta”, dice.

Pero nuevos análisis, llevados a cabo junto a Alberto Castellón, de la Universidad de Málaga, han llevado a los investigadores a retractarse y confirmar que el extraño cuerpo era un bólido rozador que penetró en la atmósfera de la Tierra en una trayectoria casi rasante. Por sus características se trataría de una roca de una naturaleza muy resistente, metálica, porque iluminó el cielo durante un minuto sin fragmentarse. “Ojalá pudiéramos dar una respuesta más rápida, pero a veces el recorrido de la ciencia nos hace dar unas cuentas vueltas”, justifica Trigo.

La roca giraba alrededor del sistema solar interior en una orbita de baja inclinación, de unos 8 grados con el plano de la Tierra. Los programas de seguimiento son capaces de detectar la llegada de asteroides de pocos metros, pero como esta roca medía menos de uno, nadie pudo prever su visita.

Pero, ¿qué pasó con la roca? ¿Cayó en algún lado? “Estamos a la espera de poder reconstruir y modelar la trayectoria. En el vídeo que captamos desde Castellón (el bólido) se atenúa en la distancia y no lo vemos acabar, lo que sugiere que podría haber salido de la atmósfera, algo que puede ocurrir en algunos casos”, dice el astrofísico. “Recuerda al gran bólido sobre el Grand Teton (Wyoming, Estados Unidos) de 1972 que entró y salió”, añade. Si hubiera caído en tierra, habría generado un meteorito y difícilmente habría causado algún tipo de daño.

“No me lo explico”

Aunque el misterio esté resulto, la polémica continua. José María Madiedo, astrofísico del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y responsable del Proyecto Smart, es muy crítico con lo ocurrido. “No me explico cómo se dijo que era un misil”, asegura a ABC. “Me quedé asombrado. Desde el principio se veía claramente que ese no era el comportamiento de un misil balístico ni de una reentrada. Haciendo los cálculos de forma rigurosa, no suposiciones, se llegaba fácilmente a la conclusión de que se trataba de un meteoroide que entró en la atmósfera y generó un bólido rozador”, afirma. “No había ninguna razón para decir que era un misil, luego cambiar la versión a la reentrada de basura espacial y luego, ayer por la noche, cambiar de nuevo al bólido rozador. Lo que ha ocurrido nunca debió pasar. No se ha seguido un procedimiento científico y los cálculos no eran complejos para un astrofísico”, indica.

De la misma forma, Madiedo no cree que el objeto fuera necesariamente metálico, ya que a esa altura la resistencia de la atmósfera “es tan baja que una roca tendría que ser muy débil para fragmentarse. No tiene por qué ser de hierro”. Igualmente, señala que los datos científicos indican que el bólido comenzó su trayectoria a 100 kilómetros sobre la superficie, terminando 25 kilómetros después, sin salir de la atmósfera.

“Sabemos que se desintegró completamente a unos 75 kilómetros de altura, como la inmensa mayoría de los meteoroides que golpean la Tierra”, señala por su parte José Luis Ortiz, también del IAA-CSIC, quien explica además que la teoría del misil fue descartada totalmente el sábado por la tarde, junto con la hipótesis de que aquel fulgor fuese producto de una reentrada de basura espacial. “A mí no me queda completamente claro cuáles han sido los institutos o estamentos involucrados, o si ha sido una opinión a título particular de un investigador, pero es obvio que se trató de una comunicación precipitada, sin haber analizado los datos de forma rigurosa”.

Por su parte, el Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (Cove) ha asegurado que la teoría del misil avanzada por el CSIC se descartaba con la mera visualización de las imágenes de la llamarada, ya que no reunía ninguna de sus características, según informa Pilar de la Cuesta. De hecho, el CSIC forma parte del protocolo de alerta de objetos y en este caso no canalizó el aviso por ese medio. El jefe del Mando del Espacio, el general Isaac Manuel Crespo, ha atribuido, la alerta a “una persona” del CSIC y no al centro en su conjunto.

Fuente: abc.es

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