En búsqueda de una vocación 

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Corren Rumores

En búsqueda de una vocación

Hilario Olea

VAN 49 AÑOS….Dios ha concedido la fortuna de haber encontrado mi vocación y así este fin de semana llegamos a 49 años de disfrutar, porque eso no es trabajo, del mejor oficio, profesión y arte del mundo, que es el periodismo. Mucho que agradecer a todos los que de alguna manera me ayudaron a caminar por esta actividad. Si comienzo a mencionar me quedo corto, porque hasta en eso hemos tenido fortuna, de grandes amigos y también enemigos y adversarios que nos obligan a hacer las cosas mejores. Pero casi estamos a medio siglo de haber entrado por primera vez a la redacción de El Sonorense, justo cuando cayó Carlos Armando Biebrich y tuvimos la oportunidad de andar de pegoste de los reporteros de primera línea. Ahí comenzamos. En ese tiempo nos enamoramos del periodismo y encontramos la vocación que tanto anduvimos buscando.

DE TOCHO UN POCO…Si saber que queríamos nos chutamos un año en la escuela de Derecho. Por cierto, no se si recordará, pero fuimos compañeros de mesabanco con Miguel Angel Murillo y Raúl Sáenz Cota. Que ese tiempo era activista radical de izquierda y uno de derecha, pues no nos llevamos super bien que digamos. Pero no nos motivó esta carrera y nos aventuramos por unos semestres en la Escuela de Agricultura. Primero aquí en la Unison y luego en la Escuela “Hermanos Escobar” de Cd. Juárez. Tampoco nos llenaba el ojo, con todo y que ahí nos topamos con un deporte que nos entusiasma, el futbol americano. Total, que en un impase escolar conocimos la redacción de El Sonorense y ni modo fue amor a primera vista. Quiero reconocer que quien nos dio la primera alternativa como articulista fue nuestro amigo y paisanos de Villa de Seris, Francisco Rodríguez, en su revista Triangulo, y aquel primer escrito “El cuerno de la abundancia”. Eso nos conectó con el mundo del periodismo de la época y comenzamos la etapa de aprendiz. O sea, punto menos que perro, como nos lo dejó en claro Francisco Hernández Torres, subdirector del periódico y mi gran maestro.

POR UNA SODA…En la redacción del Sonorense había algunos amigos que nos abrieron las puertas como mi compadre Nacho Blancarte o el gran amigo Toño Duarte. Me presentaron con Pancho Hernández y le dijeron que quería ser periodista. Traía algunas credenciales por mi paso por la Uni como mico, bueno así nos decían. Y con cierta cultura, pensé que entraría por la puerta grande. Y mi sorpresa fue cuando Pancho nos dijo ¿ De modo que quieres ser periodista? Si, le dije, ¿ que hay que hacer? Bueno, me contestó. Lo primero que hacen los aprendices. ¿Dígame? (En ese tiempo no lo tuteaba). Se metió la mano a la bolsa y me dio un billete, y me dijo: Ve al changarro y tráeme una soda. Ese fue mi glorioso primer trabajo como periodista.

DESDE ABAJO…Como buen aprendiz, tuvieron que pasar meses antes de la alternativa. Primero comenzamos revisando el teletipo. De mandadero en redacción para llevar material a producción. Luego recibir las llamadas de los corresponsales. Por cierto recuerdo la anécdota con Víctor Greenhouse, corresponsal del Río Sonora. Una vez nos dijo que había visto un platillo volador por la sierra de Mazocahui. ¿ Y le tomaste foto? Le pregunté. No, porque no tengo cámara. Entonces, se me ocurrió decirle, pues hazme un dibujo. Y que creen, me mandó el dibujo porque era bueno para eso. El caso es que me dieron chance de iniciarme en la policiaca bajo la tutela del mejor periodista policiaco de Sonora, César Vallejo. De ahí pasamos a deportes, para que me enseñara a editar. Y por fin como reportero de información general.

SIGUE EL CAMINO…De el Sonorense pasamos al Imparcial gracias a la oportunidad que nos brindó don José Alberto Healy. Estando como reportero iniciamos un proyecto editorial, al producir con nuestro amigo el Gordo Landeros, un semanario para el Río Sonora, que se llamó el Correo del Río. Duró poco porque me dejaron seguir en el Imparcial con esta edición. De este periódico pasamos a hacer un impase en la Constructora Sonora, con nuestro gran amigo Marcos Salvador Hernández. De ahí pasamos a formar parte del equipo que echó a volar el periódico Primera Plana, donde aprendimos a sufrir cuando llegaban las quincenas o cuando faltaba material para la producción, pero que clase de experiencia nos dejó. Estando ya como semanario, nuestro gran amigo Nacho Mirando nos abre las puertas para crear el Sistema de Noticias de Unirario. De ahí los hermanos Ahumada me dan chance en la dirección de la Voz del Norte en Nogales.

NOS TOPAMOS CON VICTOR…En la campaña de Manlio Fabio Beltrones nos tocó conocer a Víctor Mendoza, tras darle un coscorrón en una columna. Ahí empezó una amistad que ha seguido hasta ahora. Me llevó la sorpresa cuando lo nombran director de Telemax y me invita como gerente de noticias. Después me invita a la subdirector de Comunicación Social. Al terminar el sexenio le entramos junto con otros amigos a crear el noticiero Entre Todos, gracias al espacio que nos dar en La Kaliente el compadre de Víctor, Alberto Gutiérrez. Luego vendría la alianza con Megacable y así siguieron las cosas hasta sumar 49 años donde hemos vivido de todo. Lo mejor fue haberme topado con Víctor, que más que amigo se convirtió en hermano. Bueno, y espero llegar a los 50 años en el oficio y todavía dándole a las teclas y al micrófono. Por lo pronto presumimos de pasar por la prensa escrita, radio, televisión y ahora el mundo digital. Que padre conocer todas estas etapas que ha pasado el periodismo.

GRACIAS A LA FAMILIA…Y así han sido estos años en el periodismo. Damos gracias por tantas bendiciones. Por haber podido pasar las buenas y malas. Pero siempre disfrutando del oficio. Y no puedo cerrar este espacio sin enviar todo mi amor y agradecimiento a quien hizo posible que yo siguiera en la carrera que fue mi novia y luego esposa, y gran compañera. Mi fortaleza y felicidad, doña Alma Rosa Fontes. Quien coronó esta profesión al regalarme hijos y nietos. Además siendo motor y corazón de mi familia. Sin ella, esto hubiera estado vacío.

En fin, no me quería quedar sin las ganas de contar algo de lo que hemos vivido y disfrutado, y como decía Pacho Hernández, “pueblo viril, acércate al barril” y a la cheve se ha dicho. Sale.

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