
Poema de domingo.- Era la tarde húmeda. En las calles de Guaymas buscaba tu recuerdo, después de haber vivido las espigas de sal que altamar me enterraba. Era la tarde húmeda, y comencé a escribir tu nombre en la pared del viento. Desde el malecón abrí la jaula a las gaviotas que habitaban mi pecho para gritar tu nombre… Mi canto era lluvioso, aletargado, gris, anudado a la piel de la soledad. Por eso recorrí las calles, te construí en todas las ventanas, levanté piedras, exploré las espaldas desnudas de la costa, hasta sangrar mis pies, mis manos… Todavía te busco, aunque presiento que te has marchado en la Barca de Guaymas…
Bernardo Elenes Habas
Olfateo los sueños,
me bebo la distancia,
lanzo redes al cielo.
Estremezco la noche

que fractura mi grito;
aferrado al timón
domino la tormenta
Mi barca se diluye
en la azul esperanza.
En ella desafío tiempos
desesperados,
horizontes inéditos,
gaviotas torrenciales
picotean el alba
donde el viento salobre
traza la ruta oceánica
hacia el principio o fin
del puerto y sus nostalgias…
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