El PRI podría desgastarse en Sonora.- ¿Acaso, no es el mismo tricolor con sus pugnas internas, quien facilita el retorno del PAN?.- Existen aspirantes que llevan el privilegio de sus padrinos, desdeñando a otros con iguales o más méritos
Bernardo Elenes Habas
Lo he comentado en otras ocasiones.
El PRI será el partido a vencer en Sonora.
Esto, más allá de los desgastes que ese instituto sufre a nivel nacional por los comportamientos ambiciosos de quienes son parte del círculo privilegiado del presidente Enrique Peña Nieto, cuyo paso por Los Pinos es imposible despercudir, luego de una serie de evidencias dolorosas que no solamente se ventilan en los medios y en redes sociales, sino en la inteligencia y sensibilidad de la gente, aunque no lleguen, con su peso real, a las instituciones procuradoras y administradoras de justicia.
Cierto, hay grupos de poder ÔÇôincluidos algunos del propio PRI- interesados en desbarrancar aún más al Presidente. Pero, incuestionablemente, él ha sido, desde el principio del sexenio, el arquitecto de su propio destino, de tal manera que a estas alturas ni ex mandatarios de oposición como Vicente Fox y Felipe Calderón, fueron tan cuestionados como el mexiquense, a quien la ciudadanía -incluyendo a priístas justos y de visión clara-, lo colocan, inconmovibles, en el paredón de la historia.
Volviendo a Sonora, sin duda el PRI mantiene su fortaleza actual debido al legado oprobioso construido por Guillermo Padrés sobre la conciencia de la ciudadanía y por supuesto del PAN, con una sombra maldita de la que no han podido liberarse del todo.
Sin embargo, ese partido libra una lucha esforzada y consistente, y aunque nadie lo crea, gana espacios, se reivindica y se coloca poco a poco en el campo de batalla electoral.
Pero, asómbrese usted: Es precisamente el mismo PRI quien le está abriendo tan urgentes oportunidades.
¿Acaso no se está fraguando ya una fuerte lucha interna por las candidaturas al senado, diputaciones y alcaldías, que, inevitablemente dejarán desgastado al tricolor?
¿No se aprecian los mensajes llenos de poderío de Ricardo Bours y Abel Murrieta, abriéndose camino hacia la presidencia municipal de Cajeme, como preámbulo para posiciones futuras, desdeñando que al interior de su propio partido existen militantes con méritos iguales o superiores a los del diputado federal, verbigracia los casos de Denisse Navarro, Emeterio Ochoa, Raúl Ayala, Kiki Díaz Brown, Omar Guillén, sin olvidar a quienes emergen de otros movimientos y organismos con personajes de la talla de Andrés Salas, Gustavo Almada, Jesús Félix Holguín, Fernando González, Bernabé Arana, Javier Lamarque?
Asimismo, ¿no es evidente la forma en que El Pano Salido, Miguel Pompa Corella, Natalia Rivera, se placean casi llevando consigo la bandera de candidatos a la Cámara Alta, como si obedecieran instrucciones oficiales específicas, ignorando que existen, viven y sienten, otros militantes con méritos equiparables a los de ellos, con el agregado de carisma personal y huella sembrada, que los convierte en personajes especiales entre la ciudadanía, donde destacan los casos de Rogelio Díaz Brown, Faustino Félix Chávez, María del Rosario Oroz, Antonio Astiazarán, Maloro Acosta, Adrián Manjarrez, Miguel Ángel Murillo; sin olvidar a quienes también tienen capital político y humano desde otros partidos?
No me queda ninguna duda, pues. Gilberto Gutiérrez Sánchez y Blanca Andrea de la Mora, tendrán que despojarse de influencias oficiales y de inclinaciones o temores a grupos de caudillos, para que puedan mantener sus siglas por todo lo alto, sin imposiciones, en el 2018.
De lo contrario, los que ya se fueron podrían regresar por la revancha, sin olvidar a Morena y MC.
Le saludo, lector.
